Bloomberg Línea — Franklin Templeton Institute advirtió sobre un nuevo entorno para las inversiones globales. A medida que se consolida el cierre de 2025, la firma proyecta un 2026 con oportunidades en distintos activos y regiones, aunque señala que el largo plazo estará marcado por un cambio estructural: el resurgimiento del intervencionismo estatal.
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Para los analistas del instituto, el aumento del tamaño e injerencia de los gobiernos está alterando el equilibrio entre riesgos y retornos en los mercados financieros internacionales.
Stephen Dover, jefe de estrategia de mercado, y Lawrence Hatheway, estratega de inversión global, alertan sobre la transformación del marco económico dominante en las últimas décadas.
“Hemos entrado en una era de gobiernos grandes e intrusivos, lo que conlleva el riesgo de reducir las rentabilidades y aumentar el riesgo en los distintos mercados de capitales en lo que queda de década”, aseguran.

El diagnóstico parte de un contexto donde las políticas monetarias se están flexibilizando tras años de endurecimiento. Franklin Templeton anticipa una fase de ampliación de oportunidades de inversión, favorecida por curvas de tipos más pronunciadas y un dólar debilitado.
Sin embargo, el tono del análisis cambia cuando se abordan los efectos estructurales de largo plazo asociados al nuevo protagonismo del sector público.
La era del gran gobierno
El informe sostiene que el orden liberal, basado en mercados abiertos, desregulación y ortodoxia fiscal, comenzó a deteriorarse con la crisis financiera global.
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Según la visión de Hatheway y Dover, ese derrumbe se ha traducido en un giro hacia un modelo de intervención más activa del Estado. “Vivimos en tiempos de cambio. Lejos queda la era de la fe desaforada en los mercados libres, la liberalización, el capitalismo sin límites, el gobierno pequeño, la globalización y la ortodoxia fiscal”, aseguran.
La firma observa implicaciones en áreas clave como el comercio, la política fiscal y la política industrial. La desglobalización se considera un fenómeno en marcha. “Revertir la globalización no sale gratis”, advierte el reporte, que explica que esa tendencia implica “una asignación menos eficiente de los recursos y, por tanto, elevan los costes y reducen la rentabilidad del capital”.
En paralelo, los déficits fiscales estructurales y las mayores necesidades de financiación pública compiten con la inversión privada. “El gran gobierno representa una demanda compuesta de ahorro. El resultado probable será unos tipos de interés reales más altos para lo que queda de década”, dicen los analistas.
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La consecuencia es clara: tasas reales más elevadas implican una mayor exigencia para todas las clases de activos y menores valoraciones de largo plazo.
“Si los tipos de interés reales más altos no vienen acompañados de unas mayores rentabilidades del capital, el resultado será una caída de las valoraciones de las acciones”, escribieron.
También se menciona el deterioro del marco institucional. El documento plantea que incluso la independencia de los bancos centrales podría verse comprometida.

“Los mayores déficits presupuestarios, junto con la posible pérdida de independencia de los bancos centrales, suponen otros retos”, se lee en el texto, que añade que esta combinación podría llevar a un aumento en las primas de riesgo soberano y de plazo.
Un 2026 con oportunidades más amplias
Pese a esta visión estructural más sombría, el instituto proyecta un escenario táctico favorable para 2026. Las condiciones monetarias están cambiando en las principales economías desarrolladas y emergentes.
La Reserva Federal, que reanudó los recortes de tasas en septiembre de 2025, se espera que continúe en ese camino el próximo año. El debilitamiento del dólar y el repunte de los beneficios en sectores más rezagados podrían dinamizar las rentabilidades fuera de Estados Unidos.
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“El crecimiento de los beneficios en los mercados emergentes será tan alto como en Estados Unidos”, consideran Hatheway y Dover.
Para Franklin Templeton, esta convergencia estará impulsada por la relajación monetaria y la recuperación del ciclo económico en regiones como Europa. Además, dentro del mercado estadounidense, se anticipa un mejor desempeño relativo de acciones de pequeña capitalización, industriales y financieras.
El documento señala que “la rentabilidad del mercado de renta variable estadounidense puede ampliarse de forma sostenible, alejándose del liderazgo todavía convincente de las empresas de crecimiento de gran capitalización, tecnología e inteligencia artificial”.

En el plano de la renta fija, la firma proyecta oportunidades en deuda de mercados emergentes, tanto en moneda local como fuerte, así como en activos con mayor duración y riesgo de crédito. “El debilitamiento del dólar aumenta el atractivo de los valores emergentes denominados en moneda local”. Esta visión también se extiende a commodities y monedas digitales, con expectativas de valorización ante un dólar débil.
¿Qué pasará en la próxima década?
Junto con la “Era del gran gobierno”, Franklin Templeton identifica otras dos temáticas de largo plazo que marcarán el entorno inversor: la “Era de la inteligencia” y la “Generalización de los activos privados”.
Sobre el primer eje, el informe señala que “el desarrollo de la IA apenas está en sus primeros compases. Su contribución al crecimiento, el bienestar social y las rentabilidades de la inversión no ha hecho más que empezar”.
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Las oportunidades se concentran en infraestructura tecnológica, generación de energía y sectores con baja productividad donde la IA puede transformar procesos, como salud y educación.
En cuanto a los mercados privados, se anticipa una ampliación significativa de su acceso y relevancia en las carteras. Hatheway y Dover creen que “la generalización de los mercados privados conlleva que, con el tiempo, las rentabilidades medias irán disminuyendo. Por tanto, la oportunidad de la generalización es mayor para los primeros en actuar”.

El instituto observa un entorno de transición estructural, en el que la innovación seguirá siendo un motor esencial de crecimiento de largo plazo, pero donde los gobiernos tendrán un rol más presente.
La advertencia final del informe es clara. “Gran parte del mundo ha perdido la fe en los mercados libres, el libre comercio y la libre circulación de los factores de producción. En su lugar ha llegado la era de un gobierno grande e intrusivo. Y eso raramente ha funcionado bien para los inversores”.









