Si se indaga en los detalles, “semana de cuatro días” significa cosas diferentes en distintos lugares

Personas trabajan en los escritorios de la sede insignia de Convene workspace en Nueva York, Estados Unidos, el lunes 2 de julio de 2018.
Tiempo de lectura: 6 minutos

Bloomberg Opinión — Los trastornos provocados por la pandemia de Covid-19 han hecho que los trabajadores se replanteen cómo pueden ser más productivos y han obligado a las empresas a revisar algunas creencias largamente arraigadas. Algunas organizaciones están planteando una nueva posibilidad: una semana laboral de cuatro días.

En los últimos meses, una serie de empresas, entre ellas el fabricante japonés de productos electrónicos Panasonic (6752), la empresa de tecnología financiera Bolt y el gobierno de Bélgica, han recomendado dar a los empleados la opción de trabajar cuatro días pero cobrar por los cinco. España y Escocia están llevando a cabo sus propias pruebas de semanas más cortas. Se suman a un grupo de empresas, sobre todo del sector tecnológico, que se inclinaron por el formato de cuatro días cuando se produjo la pandemia, como el sitio de crowdfunding Kickstarter, el revendedor de moda thredUp y la empresa de capital riesgo Uncharted.

Aunque la mayoría de las empresas siempre han tenido un puñado de trabajadores con horarios alternativos, es inusual que las empresas reconsideren la semana laboral tradicional para todos. La semana laboral de cinco días y 40 horas ha sido la norma para los trabajadores asalariados desde principios del siglo XX, cuando los líderes sindicales se opusieron a los jefes de las fábricas que exigían horarios de seis o incluso siete días y jornadas de 12 a 14 horas.

Pero, ¿sigue teniendo sentido un sistema de cinco días?

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Las empresas que ofrecen una semana de cuatro días tienden a pregonar sus políticas favorables a los trabajadores. Sin embargo, si se indaga en los detalles, “semana de cuatro días” significa cosas diferentes en distintos lugares. En algunas empresas, los empleados pueden trabajar cuatro días de 10 horas (una práctica denominada “cuatro decenas”). En otras, los empleados tienen el viernes libre sin trabajar más tiempo en los cuatro días anteriores. Y otras pueden decidir reducir la carga de trabajo general haciendo que los días sean más cortos, de modo que una “semana de cuatro días” sigue siendo en realidad una semana de cinco días, pero los trabajadores terminan a las 4 de la tarde en lugar de a las 5 o 6 de la tarde.

Sea cual sea la configuración de las jornadas, según los investigadores, hay una conclusión que destaca: Trabajar menos horas es mejor para los trabajadores y sus empresas.

El estudio significativo más reciente sobre las semanas de cuatro días se llevó a cabo en Islandia de 2015 a 2019 y contó con la participación de más del 1% de la población. Las organizaciones inscritas en el estudio no exprimieron 40 horas en cuatro días; acortaron la semana laboral a 35 o 36 horas. Y diferentes lugares de trabajo eligieron diferentes enfoques: algunos tomaron un viernes libre cada dos, mientras que otros acortaron la jornada laboral en una hora.

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Independientemente de cómo se distribuyan las horas, el cambio de horario obligó a las organizaciones a replantearse cómo se hacía el trabajo. Descubrieron formas de dedicar menos tiempo al trabajo manteniendo (o incluso aumentando) el rendimiento, como celebrar reuniones más breves o establecer prioridades más claras. Los trabajadores afirmaron que el experimento les dejó menos confusión sobre sus funciones, más autonomía y más apoyo de sus compañeros y jefes. Los directivos notaron que sus empleados mostraban más disciplina y concentración.

El experimento fue enormemente popular. “Para mí es como un regalo del cielo”, dijo un directivo a los investigadores. El bienestar de los empleados aumentó, y los trabajadores afirmaron tener más tiempo para sus aficiones, amigos y ejercicio. Otro beneficio clave fue la mejora de los fines de semana: La reducción de las horas semanales significaba que se hacían más recados y tareas durante la semana, dejando el sábado y el domingo libres para el ocio y las actividades familiares. Y los hombres declararon estar más involucrados en el hogar, lo que redujo los niveles de estrés de las mujeres. Un regalo del cielo, sin duda.

Islandia llevó a cabo el ensayo, en parte, porque los trabajadores declaraban trabajar más de 40 horas a la semana: 44,4, para ser exactos. Esto hace que los islandeses sean similares al trabajador medio a tiempo completo de Estados Unidos, que trabaja 8,5 horas al día, según la Oficina de Estadísticas Laborales. Según Gallup, el 45% de los estadounidenses trabajan nueve horas al día o más durante un mínimo de 45 horas a la semana.

No debería sorprendernos que la reducción de la duración de la jornada laboral aumente la calidad del trabajo producido, además de mejorar el bienestar de los empleados. Perdemos energía (y eficacia) a medida que el día se alarga. Más de un siglo de estudios lo avalan. Y eso es algo que las empresas deberían recordar antes de buscar una “semana de cuatro días”, atiborrando un horario de 40 horas en cuatro días.

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Las largas jornadas de trabajo son agotadoras, incluso si van seguidas de largos fines de semana. Muchas personas en el sector sanitario trabajan “cuatro decenas”, y muchas enfermeras trabajan “tres docenas”. Aunque las enfermeras te dirán que los fines de semana de cuatro días son estupendos, los estudios demuestran que las largas jornadas son duras. Un estudio descubrió que los turnos de 10 horas o más (aunque a menudo se supone que son necesarios para la continuidad de la atención al paciente) están asociados al agotamiento y a la intención de abandonar la profesión. Los errores son más probables al final de un turno largo, lo que pone en duda que la práctica realmente aporte beneficios a los pacientes.

Otro estudio de 2021 centrado en consultores japoneses descubrió que cuando se hacían horas extras se cometían más errores; las jornadas más cortas se asociaban a mejores resultados. Y un estudio clásico de los trabajadores de la construcción en los años 80 realizado por la Business Roundtable descubrió que las semanas de 60 horas podían mantenerse durante unos dos meses antes de provocar graves retrasos. Los investigadores descubrieron que los proyectos se habrían completado más rápidamente si el mismo equipo hubiera trabajado sólo 40 horas a la semana.

Sí, puede ser beneficioso esforzarse al máximo en una emergencia, como una guerra. Pero incluso ahí, nos encontramos con los límites de la mente y el cuerpo humanos. Un estudio de Stanford publicado en 2015 sobre los trabajadores británicos de las municiones en la Primera Guerra Mundial descubrió que el rendimiento de los trabajadores con 70 horas no era muy diferente del rendimiento de los trabajadores con 56 horas.

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También hay un costo para la salud a largo plazo de las largas horas de trabajo. Los estudios sobre personas que trabajan más de 50 horas a la semana han descubierto que los trabajadores excesivos tienen mayores tasas de enfermedades cardíacas, diabetes, depresión y consumo de alcohol. Aunque todavía no he visto ningún estudio que separe los días largos de las semanas largas, generalmente no se consigue lo segundo sin lo primero.

La semana de cuatro días es un valioso experimento de gestión. Pero para que realmente tenga éxito, las empresas tienen que reducir la semana laboral, no desplazarla.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.