Bloomberg Opinión — Qué esperar en 2023:
Hoy es el primer día del resto de tu vida, como dice el cliché. En esa línea, 2023 será el primer año después de la Zeitenwende. Es la palabra oficial del año en Alemania para 2022. Significa algo así como “punto de inflexión” o “revolución”. El Canciller alemán Olaf Scholz utilizó el término al dirigirse al Bundestag tras el ataque del Presidente ruso Vladimir Putin a Ucrania en febrero.
Más de lo que Scholz se dio cuenta en ese momento, la palabra capta no sólo esa ruptura concreta en la geopolítica europea, sino también el comienzo de una nueva era en la historia mundial. La caída del Muro de Berlín en 1989 y el posterior colapso de la Unión Soviética pusieron fin a la Guerra Fría y provocaron un falso diagnóstico del “fin de la historia”. Los atentados de Al Qaeda contra Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001 parecieron, en cambio, estrenar un “choque de civilizaciones”. La guerra de agresión de Putin supera todos estos marcos analíticos.
Por un lado, las atrocidades de Putin en Ucrania nos retrotraen a épocas anteriores. Eran los tiempos en que los imperios libraban guerras de colonización y conquista para ampliar sus esferas de influencia. En el siglo XIX, tales constelaciones condujeron a un realismo imperante en la política mundial, que consideraba el “equilibrio de poder” como el único objetivo alcanzable.
Del mismo modo, el nuevo realismo de la era post-Zeitenwende girará en torno a intentos de triangulación entre Estados Unidos, China y Rusia, y a una geometría más compleja en la que participarán Europa y potencias intermedias como Turquía, India, Australia e Indonesia.
En efecto, lo que ha muerto es el idealismo que pretendía que las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio, el Tribunal Internacional de Justicia y otras instituciones mundiales pudieran sustituir el poder bruto por las normas y la razón. Además, la realidad de que algunos de los Estados implicados sean democracias y otros autocracias es secundaria ante el imperativo de un reequilibrio constante.
En este nuevo mundo, el poder militar volverá a afirmar su primacía en los asuntos internacionales, con el poder económico, político y “blando” como acompañantes. Esto elevará el perfil de los marciales -como Estados Unidos- y rebajará el de los mansos, incluida la mercantil y post-heroica Unión Europea. Esta es la razón por la que miembros de la UE como Suecia y Finlandia se unirán a la OTAN en 2023. En un mundo de equilibrios y reequilibrios de poder, las alianzas importan más, no menos.
Podría parecer que la existencia de armas nucleares hace que el siglo XXI sea diferente de épocas anteriores de Realpolitik, ya que su despliegue -con el que Putin no deja de amenazar- podría dar la vuelta a la mesa de juego en cualquier momento. Pero las armas nucleares sólo aumentan las apuestas del fracaso; no cambian la lógica del sistema. En efecto, no sólo Estados Unidos, sino también China, India y otras potencias ya han conseguido que Putin deje de comportarse como el Dr. Strangelove. En este sentido cínico, un “nuevo viejo orden” basado en el equilibrio de poder podría resultar tranquilizadoramente estable.
La principal diferencia entre esta era de Realpolitik y las anteriores -desde la de Tucídides hasta la de Metternich y Bismarck- es, en cambio, la existencia de una nueva y apocalíptica externalidad. Se trata del cambio climático antropogénico, con todos sus efectos secundarios: desde pandemias zoonóticas hasta inundaciones, incendios, sequías, hambrunas y demás.
En un mundo ideal -es decir, en un mundo gobernado por el idealismo político- la humanidad, enfrentada a una amenaza común, dejaría de lado sus luchas intestinas y se uniría contra el enemigo. Bajo la bandera de la ONU o de alguna otra estructura internacional, el mundo cooperaría para dejar de emitir gases de efecto invernadero y mitigar los estragos ya causados.
Después de la Zeitenwende, por desgracia, ese mundo idealista ya no existe. Estaremos tan ocupados equilibrando el poder que no cooperaremos en casi nada. Como ya he dicho, 2023 es el primer año del resto de nuestras vidas.
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