Inteligencia Artificial
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Bloomberg Opinión — Los grandes avances tecnológicos suelen traducirse en un enorme aumento de la riqueza. Así que, a medida que continúe el auge de la IA, una pregunta obvia es quién se beneficiará y en qué medida. Mi opinión, que puede ser deflacionaria para los empresarios pero buena para los consumidores, es la siguiente: En relación con lo mucho que la inteligencia artificial cambia el mundo, sus pioneros no se harán especialmente ricos.

Los cambios verdaderamente fundamentales alteran todos los aspectos de la economía. Y sólo lo hacen cuando se convierten en algo libre o fácilmente disponible en un amplio abanico de sectores. Se ganará dinero con la IA, pero será difícil captar algo cercano a su valor total.

Pensemos en Internet. Los empresarios con más éxito en las redes sociales han ganado enormes fortunas, pero no así los primeros creadores de Internet. Incluso en 1992, si uno estaba convencido de que Internet sería algo grande, no había forma fácil de ganar dinero con esa idea. Al igual que los inventores de las primeras imprentas, como Gutenberg, no se convirtieron en los nobles más ricos de su época.

Y eso plantea otra pregunta obvia: ¿Las manifestaciones actuales de la IA -los grandes modelos lingüísticos encarnados en servicios como ChatGPT, por ejemplo- se parecen más a Internet y a la imprenta o a las redes sociales? Los datos disponibles hasta ahora sugieren que se encuentran en algún punto intermedio.

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Facebook se beneficia de los efectos de red. Es decir, uno quiere poder conectar con sus amigos y familiares, por lo que un servicio de red social de tamaño y prominencia tendrá una ventaja considerable en el mercado. Del mismo modo, ¿cuánta gente ha abandonado realmente Twitter para irse a Mastodon?

Las principales empresas de IA no parecen tener esta ventaja. Si yo utilizo ChatGPT de OpenAI y tú Claude de Anthropic, podemos comunicarnos fácilmente a través de otros medios. Incluso es posible imaginar la posibilidad de vincular un servicio con el otro, utilizando texto, a través de un tercero intermediario.

Es probable que un pequeño número de servicios de IA, posiblemente uno solo, acabe siendo mejor que los demás para una amplia variedad de propósitos. Estas empresas podrían comprar el mejor hardware, contratar a los mejores talentos y gestionar sus marcas relativamente bien. Pero se enfrentarán a la competencia de otras empresas que ofrecen servicios inferiores (pero aún buenos) a un precio más bajo. En lo que respecta a la IA, ya hay una proliferación de servicios, con los productos de Baidu, Google y Anthropic en el mercado. El mercado de la generación de imágenes por IA está aún más saturado.

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En términos económicos, la empresa dominante en IA podría acabar siendo algo parecido a Salesforce. Salesforce es uno de los principales vendedores de software empresarial e institucional, y sus productos son extremadamente populares. Sin embargo, la valoración de la empresa, en el momento de escribir estas líneas, es de unos US$170.000 millones. Eso no es moco de pavo, pero no se acerca a las valoraciones de US$1 billón de otras empresas del sector tecnológico.

OpenAI, líder actual del mercado, ha recibido una valoración privada de US$29.000 millones. Una vez más, no es motivo para sentir lástima por nadie, pero hay muchas empresas de las que quizá no haya oído hablar que valen mucho más. AbbVie, una corporación biofarmacéutica, tiene una valoración de unos US$271.000 millones, casi 10 veces superior a la de OpenAI.

Para ser claros, nada de esto demuestra que la IA vaya a desaparecer. Por el contrario, los servicios de IA entrarán en el flujo de trabajo de casi todo el mundo y se filtrarán por toda la economía. Todo el mundo será más rico, sobre todo los trabajadores y consumidores que la utilicen. Las ideas clave en las que se basa la IA se difundirán y se reproducirán, y las principales empresas de IA del futuro se enfrentarán a una gran competencia, lo que limitará sus beneficios.

De hecho, la ubicuidad de la IA puede degradar su valor, al menos desde la perspectiva del mercado. Es probable que el auge de la IA aún no haya tocado techo, pero el fervor especulativo es casi palpable. Los precios de las acciones han respondido con entusiasmo a los avances de la IA. Las acciones de Buzzfeed subieron un 150% en un día el mes pasado, por ejemplo, después de que la empresa anunciara que utilizaría IA para generar contenidos. ¿Tiene realmente sentido, dada toda la competencia a la que se enfrenta BuzzFeed?

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Será cuando esos precios y valoraciones empiecen a caer cuando sabremos que la revolución de la IA ha llegado de verdad. Al final, el mayor impacto de la IA puede estar en sus usuarios, no en sus inversores ni siquiera en sus inventores.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.