Buenos Aires — El dólar blue empieza la última semana del año en $995. En términos nominales, muy por debajo de los $1.110 que llegó a costar el día posterior a las elecciones generales de octubre. Y eso a pesar de que la inflación de noviembre fue del 12,8% y la de diciembre, según las consultoras, rondará el 25%. Buena parte de esta calma de se debe, según los analistas, a la estacionalidad de diciembre, mes en el que la demanda de pesos crece.
Si bien el mercado celebra esta calma cambiaria, advierte que la frágil situación no da lugar a bajar la guardia y prevé algunos cimbronazos para finales de enero o principios de febrero, período en el que el apetito por el peso empieza a caer. Y más con las tasas negativas que devengan los plazos fijos (9,1% de tasa efectiva mensual, es decir, 16 puntos básicos por debajo de la inflación esperada).

Por el momento, el dólar contado con liquidación, el tipo de cambio que más miran las empresas, cerró la última semana por debajo de los $942, cuando el 20 de octubre había alcanzado un máximo nominal de cierre de $1.110.
¿Por qué él dólar está calmado?
Las explicaciones que dan los consultores y brokers sobre la calma cambiaria del contado con liqui se resume en cuatro aspectos:
- La demanda de pesos.
- Una buena oferta de dólares, acompañada de una baja demanda, ambas gracias a cuestiones normativas.
- Una inicial buena recepción a los anuncios del ministro de Economía, Luis Caputo.
- El dólar lucía “caro”, en términos de comparación histórica. Los agentes ya se habían dolarizado.
“En diciembre hay una demanda estacional de dinero mucho mayor que en el resto del los meses”, resumió Juan Ignacio Paolicchi, economista de la consultora Empiria.
En cuanto a las cuestiones regulatorias, sigue vigente la posibilidad de que los exportadores liquiden un 20% de sus ventas al exterior por la vía del contado con liqui (CCL). Hay que tener en cuenta que la devaluación del oficial incrementó el ritmo de liquidaciones.
“Hay bastante liquidación de exportaciones, más o menos entre US$$300 y US$400 millones, y el 20% va al CCL: son de US$60 a US$80 millones que agregan oferta a ese mercado”, explicó Nicolás Rivas, head trader de Buenos Aires Valores S.A. (BAVSA).
También hay regulaciones que menguan la demanda de dólares. Así lo resumió Sebastián Menescaldi, director asociado en Estudio EcoGo: “Hay regulaciones que no permiten a las empresas acceder al CCL si después quieren ir al mercado oficial. Y en el mercado oficial barrieron la demanda de muy corto plazo, ya que lo que no es energía recién apenas te dejan hacer un pago de 25 a 30 días”.
Este cepo a la demanda de dólares, sumado a las mayores liquidaciones producto de la devaluación, le permitieron al Banco Central comprar US$1.897 millones desde el día en que se anunció que el dólar oficial saltaba a $800. Que la reacción a esta decisión haya sido que la brecha cambiaria se comprimió al 17% es un reflejo de la confianza inicial al plan Caputo.
“El programa que lanzó Caputo cambió los paradigmas, se fue el kirchnerismo y cambió el enfoque económico”, indicó Emiliano Anselmi, economista jefe de Portfolio Personal Inversiones (PPI).
Además, Anselmi subrayó que el CCL estaba “ridículamente alto” para una Argentina más o menos ordenada. Más aún, según su mirada, cuando la idea de dolarización parece haber quedado, al menos momentáneamente, de costado.
“El dólar estaba, previo a las elecciones generales, a $1.450 a precios de hoy”, destacó Anselmi, que también señaló que luego del balotaje el CCL se situó en $1.240, también ajustado por inflación a precios actuales.
“El CCL de largo plazo, de 2014 a 2023, se ubica a unos $719 de hoy. El peso estaba excesivamente depreciado”, resumió Anselmi.
Por su parte, la consultora Outlier resumió en un informe varios de los aspectos mencionados: “Seguimos en un escenario en donde el Banco Central es prácticamente el único demandante (de dólar oficial), ya que las importaciones, instrumentadas por la Comunicación A7917, continúan sin dinamizarse. El ritmo de liquidación de exportaciones también permite mantener a raya las cotizaciones en el segmento financiero. Ese factor, el sostenido e intenso proceso de dolarización previo al 10- D y la estacionalidad de la demanda de pesos son los factores que permiten explicar por qué la brecha sigue en mínimos”.

Atentos a ‘la trampa de febrero’
Un informe de la firma GMA Capital reseñó que el pago de aguinaldos, las fiestas y el inicio de la temporada de vacaciones son drivers para que empresas e individuos deseen voluntariamente quedarse con más pesos (saldos reales) transaccionales que en cualquier otro momento del año. “Sin embargo, en enero y especialmente febrero, el boomerang de la demanda de pesos golpea en el sentido contrario sobre los precios de la economía y la cotización de la divisa”. Esa dinámica es la que algunos analistas denominaron como ‘la trampa de febrero’.
Anselmi coincidió: “No me extrañaría que en febrero tengamos alguna turbulencia, ya que cae la demanda de dinero y tenemos la tasa de interés muy baja”. Además, aclaró que, quizás, Caputo se esté guardando una suba de tasas para ese momento.
“Jugando al fleje”
También la consultora Econviews resaltó en un informe que “hoy ayuda la estacionalidad”, pero alertó el Gobierno “está jugando al fleje” en este tema. “Como todo, mientras sea de corto plazo puede quedar en anécdotas. Si persiste varias semanas podría llevar a otro salto cambiario. Y con brecha más alta, la unificación es mucho más difícil”.
¿A qué se refiere Econviews con jugar “al fleje”? A la “excesiva” licuación a la que lleva el programa. Con tasas mensuales de 9,1% para plazo fijo y la reciente licitación de bonos a 8,66% mensual, se achican todos los activos y pasivos del sistema y lógicamente también la deuda del Gobierno.













