Bloomberg Línea — La odisea fiscal de Colombia se centra en un objetivo crucial: recuperar la credibilidad de sus cuentas públicas en medio de un entorno desafiante. La trayectoria del país, marcada por su disciplina institucional y el respeto histórico a la Regla Fiscal, hoy exige una recomposición para garantizar estabilidad, inversión y desarrollo.
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Ese desafío no es menor. Como enfatizó Elizabeth Rey, presidenta de Citi Colombia, en entrevista con Bloomberg Línea, “no podemos especular sobre lo que va a pasar en 12 meses. En lo que concierne al marco fiscal, la prioridad debe ser la eficiencia en el gasto y dar una señal de consolidación fiscal”. Sus palabras reflejan la urgencia de un anclaje sólido que combine prudencia con visión de largo plazo.
En un escenario global de costos de financiamiento más altos y presiones sociales domésticas, Colombia enfrenta la necesidad de demostrar disciplina para sostener su acceso al crédito internacional y preservar su calificación.
La credibilidad fiscal, advierte Rey, es la piedra angular que conecta la confianza de los inversionistas con la capacidad del país de mantener su crecimiento y financiar su desarrollo social.
Timón y ancla de confianza
Colombia ha defendido su institucionalidad con la Regla Fiscal como eje de la política macroeconómica. Para Rey, se trata de un instrumento que debe fortalecerse: “la Regla Fiscal se considera el timón del barco y el ancla que sujeta la confianza”.
En su visión, el país debe trazar una ruta clara y cuantificable para reducir gradualmente gasto y deuda pública. Una hoja de ruta transparente daría certidumbre a los inversionistas y aliviaría los costos de endeudamiento, al mismo tiempo que enviaría un mensaje de disciplina a los mercados internacionales.
Rey subraya además que la autonomía técnica del Comité Consultivo de la Regla Fiscal es esencial para blindar la institucionalidad y garantizar que las decisiones respondan a criterios técnicos más que políticos.
Motor de ingresos fiscales
Los ingresos públicos no dependen sólo de impuestos, sino también del desempeño económico. “Para que las cuentas fiscales logren un balance positivo, es fundamental que la economía colombiana sostenga un crecimiento superior al 3.5%”, señaló Rey.
La ejecutiva advierte que un crecimiento robusto debe estar acompañado por una estrategia de formalización laboral y empresarial.
La elevada tasa de informalidad, que supera el 55% según el Departamento Nacional de Estadística, impide que el dinamismo de la economía se traduzca en mayores ingresos tributarios. “Una informalidad persistente a altos niveles genera un efecto de free rider que debilita la capacidad del Estado”, afirmó.
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Para contrarrestar ese fenómeno, Colombia debe impulsar políticas que incentiven la productividad, simplifiquen regulaciones y promuevan la formalidad. Solo así, sostiene Rey, el país podrá ampliar de manera sostenible su base tributaria y reducir la dependencia de reformas recurrentes.
Estabilidad tributaria y confianza inversionista
La historia reciente de reformas fiscales ha generado incertidumbre entre inversionistas y contribuyentes. “Es imperativo consolidar una política tributaria estable que evite la historia de reformas cada dos años”, advirtió Rey.
Una política consistente enviaría señales positivas al mercado, reduciría la percepción de riesgo y estimularía la inversión de largo plazo. En paralelo, revisar la carga impositiva sobre las pequeñas y medianas empresas resulta clave para permitirles crecer sin que la presión tributaria se convierta en un obstáculo.
Eficiencia del gasto como
El otro pilar de la credibilidad es el gasto público. “La optimización de los ingresos fiscales se logra también a través de una dirección efectiva del gasto”, enfatizó Rey.
La priorización del gasto, en su visión, debe estar guiada por impacto y resultados medibles. Colombia requiere reasignar recursos hacia sectores estratégicos como infraestructura, educación y salud, con alto retorno social y económico. De este modo, cada peso invertido se traduciría en crecimiento y bienestar sostenible.
Rey subrayó que el uso de herramientas tecnológicas y la capacidad de hacer seguimiento al impacto de las políticas públicas son fundamentales para garantizar eficiencia. “La sostenibilidad fiscal no sólo se fundamenta en los ingresos, sino crucialmente en la eficiencia y la asignación estratégica del gasto”, señaló.
La apuesta por la calificación crediticia
Mantener el actual nivel de calificación es otro de los retos ineludibles. “Mantener la calificación crediticia es también fundamental; cualquier desviación de este objetivo generaría incertidumbre para la inversión”, dijo Rey.
Los mercados internacionales observan de cerca la capacidad de Colombia de ejecutar reformas estructurales que refuercen su credibilidad. En ese sentido, un plan que combine disciplina fiscal, eficiencia en el gasto y crecimiento sostenido sería determinante para asegurar condiciones de financiamiento favorables.
Una reforma estructural
Más allá de medidas coyunturales, la presidenta de Citi Colombia enfatiza que el país necesita una transformación profunda. “Si se logra implementar una reforma estructural que garantice un gasto eficiente y una base de ingresos más amplia y diversificada de contribuyentes, el país obtendría los recursos necesarios para cubrir el gasto social”, sostuvo.
La clave, agregó, radica en determinar cómo se distribuyen los recursos de manera efectiva. Ese enfoque permitiría sostener la inversión social sin comprometer la disciplina macroeconómica.
El reto y la recompensa
La conclusión para la ejecutiva es clara: Colombia tiene ante sí una oportunidad histórica para fortalecer su historia fiscal y consolidar un futuro de confianza y desarrollo. “Sí, es posible tomar medidas orientadas a recomponer el camino fiscal sin sacrificar inversión social”, afirmó Rey.
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Reducir la informalidad y revisar la carga impositiva para las Pymes son pasos iniciales, pero no suficientes. Se requiere visión de largo plazo, compromiso político y una estrategia que combine disciplina, eficiencia y crecimiento inclusivo.
“Colombia tiene la oportunidad de fortalecer su historia fiscal y consolidar un futuro de confianza y desarrollo”, resumió Rey. El reto será recorrer este camino con prontitud y eficacia, antes de que las presiones externas e internas erosionen aún más la credibilidad que por décadas distinguió al país en la región.









