Estados Unidos debe acoger a los inmigrantes, no demonizarlos

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Inmigración
Por Consejo Editorial de Bloomberg Opinión
29 de diciembre, 2025 | 06:13 AM

Inclusive para un gobierno que no oculta su antipatía hacia los inmigrantes, la retórica reciente de la Casa Blanca ha sido alarmante e incendiaria, y en contradicción con la realidad.

Los hechos son los siguientes: los inmigrantes tienen más probabilidades de formar parte de la población activa y de crear empresas que los estadounidenses nativos. Son menos propensos a cometer delitos. Hasta los inmigrantes indocumentados pagan más impuestos de lo que reciben en prestaciones (a muchas de ellas no pueden acceder).

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Ni tampoco es cierto que estén arrebatando puestos de trabajo a los estadounidenses, como afirma el presidente. En la actualidad, EE.UU. cuenta con unos 7 millones de puestos de trabajo vacantes, una cifra muy superior a la media histórica.

En ciertos casos, los empleadores no encuentran trabajadores con las habilidades adecuadas. En otros, no logran encontrar trabajadores en absoluto, y el descenso de la inmigración es una de las razones principales.

Si se compara con la situación de hace un año, hay más de 300.000 inmigrantes menos trabajando en los sectores de la construcción, la jardinería y la restauración.

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A inicios de este mes, unas dos mil empresas y grupos industriales firmaron una carta en la que se resaltaba la “grave escasez de mano de obra estacional” y se exhortaba al Gobierno a poner a disposición más visados.

Pero en una declaración el mes pasado, el presidente alegó que “la mayoría” de los inmigrantes “reciben asistencia social, vienen de países fallidos, o de prisiones, instituciones mentales, pandillas o cárteles de la droga”; los responsabilizó de “escuelas fallidas, altos índices de criminalidad, deterioro urbano, hospitales abarrotados, escasez de viviendas y grandes déficits”.

Además, los tildó de depredadores “que buscan ‘presas’ mientras nuestra maravillosa gente se queda encerrada en sus apartamentos y casas con la esperanza de poder estar en paz”.

La Casa Blanca consideró esta misiva “uno de los mensajes más importantes jamás difundidos” por el presidente.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, redobló la apuesta y pidió “una prohibición total de viajar a todos los malditos países que han invadido nuestra nación con asesinos, sanguijuelas y adictos a las prestaciones sociales”.

El aparente detonante de estos repugnantes estallidos fue el tiroteo del 26 de noviembre contra dos miembros de la Guardia Nacional a manos de un inmigrante afgano en Washington, así como una prolongada estafa de prestaciones sociales en Minnesota que ha dado lugar a cargos contra docenas de personas de la comunidad somalí del estado.

Ambos crímenes fueron abominables y deberían ser procesados. Sin embargo, el gobierno parece verlos como un pretexto para implementar un cierre generalizado de las rutas de inmigración legal, para “suspender permanentemente la migración desde todos los países del Tercer Mundo”, como lo expresó el presidente.

Sea cual sea el significado de una “pausa permanente”, dicha medida se enmarcaría en la agenda antiinmigrante más amplia del gobierno.

Incluye la imposición de nuevas restricciones de viaje a más de una docena de países, la revocación injustificada de visas, la detención de estudiantes e investigadores internacionales por publicaciones en redes sociales, la imposición de tarifas exorbitantes a las visas H-1B, la reducción de las oportunidades de trabajo legal para graduados extranjeros e incluso la dificultad de que los hijos de inmigrantes legales obtengan la residencia permanente.

Y todo esto sin mencionar las deportaciones masivas.

Los inmigrantes son esenciales para la economía de EE.UU. en general, ya que cubren las carencias de habilidades, estimulan la demanda, impulsan el crecimiento económico, fomentan la innovación e impulsan la productividad.

Han sido un elemento crucial del éxito rotundo de Silicon Valley, fundando el 60% de las principales empresas de inteligencia artificialdel país, a la vez que dominan los programas de posgrado estadounidenses en los campos más exigentes. Acoso innecesario a estos trabajadores no tiene sentido.

A medida que Estados Unidos envejece y su tasa de natalidad disminuye, la importancia de los inmigrantes seguirá aumentando en los próximos años.

En lugar de demonizarlos, lo que realmente se necesita es lo que el Congreso ha estado evitando durante dos décadas: una reforma integral que asegure la frontera, aumente el número de inmigrantes legales y cree un camino hacia el estatus legal para aquellos que actualmente están en el país ilegalmente.

Un acuerdo de este tipo reconocería la realidad, a la vez que haría al país más rico, más fuerte y más seguro. También reconocería que acoger a los inmigrantes es, y siempre ha sido, el estilo de vida estadounidense.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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