Camisas a la venta en una tienda de Bonobos durante la gran inauguración de la explanada comercial de Brookfield Place, en Nueva York.
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Bloomberg — A principios de esta semana, la plataforma de pagos digitales Square Inc. anunció que había acordado la adquisición de Afterpay, uno de los principales actores de la boyante industria que permite a los compradores en línea adquirir productos inmediatamente y pagarlos más tarde. Si el acuerdo se lleva a cabo, es probable que la compra de ropa, joyas, artículos para el hogar y, sí, bicicletas estáticas, se extienda.

Esto no es algo necesariamente bueno para los consumidores.

La forma en que operan muchos de estos programas parece bastante simple: en lugar de tener que pagar el costo total por adelantado con una tarjeta de crédito o débito, los clientes suelen hacer un pequeño pago inicial y luego deben pagar una parte del saldo restante a intervalos regulares en el transcurso de un periodo designado hasta que se liquida. Si los pagos se realizan a tiempo, normalmente no deben intereses.

Sin embargo, uno de los principales problemas, es que hay unas dos docenas de aplicaciones de “compre ahora y pague después”, todas ellas con reglas, programas de pago y sanciones distintas. Por ejemplo, Afterpay limita los gastos por pagos atrasados al 25% del precio de la compra y ofrece recordatorios antes de la fecha de vencimientos de esos pagos, mientras que otras aplicaciones no son tan amigables con el consumidor.

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Algunas aplicaciones de pago están más orientadas a los artículos de gran valor y ofrecen lo que se llama financiamiento en el punto de venta a diferentes tasas de interés durante un período más prolongado. Otras se mantienen a cuatro pagos a plazos sin intereses durante unas seis semanas.

Además, algunas pueden informar de los pagos atrasados a las agencias de crédito o, en última instancia, a los cobradores de deudas, mientras que otras no lo hacen. También tienen distintos grados de evaluación de la capacidad de pago de los prestatarios, si es que llegan a hacerlo.

Es difícil controlarlo todo, especialmente por la forma en que están configuradas las aplicaciones. Los consumidores no suelen acceder a la aplicación y luego hacer la compra; la mayoría va al sitio web del minorista y luego tiene la opción de pagar a plazos a través de la aplicación de pago con la que se haya asociado el comerciante. Perder el control de los pagos puede ser especialmente peligroso si están vinculados a una tarjeta de débito, ya que pueden activarse comisiones por sobregiro si el dinero no se transfiere a tiempo.

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Más allá de navegar por los matices de cada aplicación de pago, hay un problema mayor. Los estudios demuestran que comprar ahora y pagar después suele inducir a las personas a gastar más. Según una encuesta reciente de LendingTree, dos tercios de los compradores afirmaron que compraron más gracias al sistema de compra inmediata y pago posterior, y casi la mitad dijo que no habría realizado la compra si esa no hubiera sido una opción. Además, los consumidores no utilizan la aplicación una sola vez para comprar un artículo esencial para el hogar que no podrían permitirse de otro modo, como un refrigerador.

Entre los que han utilizado una aplicación de “compre ahora y pague después”, el 62% lo ha hecho cinco veces o más, según LendingTree. Y una de las compras más populares es la de un objeto de diseño o un accesorio de diseñador.

No es de extrañar que otra de las principales aplicaciones de compra inmediata y pago posterior, Affirm, señale que tiene una tasa de retención muy alta entre sus comerciantes. Y es posible que esos comerciantes no sientan que tienen que ofrecer rebajas o descuentos, ya que los clientes están dispuestos a pagar más si pueden retrasar los pagos, según Chuck Bell, director de programas de defensa de Consumer Reports.

Aquellos que no estén satisfechos con sus compras también pueden tener problemas en el futuro. Las quejas presentadas ante la Oficina de Buenas Prácticas Comerciales y la Oficina de Protección Financiera del Consumidor muestran que hay clientes descontentos que intentaron hacer una devolución y tuvieron dificultades para obtener un reembolso completo, especialmente si la tienda emitió un crédito.

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Otra queja común es la de no obtener el reembolso de los planes de viaje cancelados que se pagaron a través de la modalidad ¡compre ahora y pague después! Y algunas empresas de tecnología financiera no han creado sus unidades de servicio al cliente, lo que puede resultar especialmente frustrante para los consumidores.

Finalmente, el argumento para ofrecer la opción de comprar ahora y pagar después es que los consumidores más jóvenes desconfían de las tarjetas de crédito y de acumular deudas, y no quieren preocuparse de calcular los intereses o los cargos por demora.

Pero a pesar de todas sus deficiencias, las tarjetas de crédito tienen algunos beneficios reales. En primer lugar, están más reguladas que las aplicaciones de pago. También ofrecen más protección si hay una disputa con un comerciante. Y recompensan a los consumidores con devoluciones de dinero en efectivo u otros beneficios. Además, ayudan a los consumidores más jóvenes a crear un perfil crediticio, lo que es importante si quieren comprar una casa.

Resulta revelador que, en otros países, como Reino Unido y Australia, donde el sistema “compre ahora y pague después” lleva más tiempo en vigor y es utilizado por más consumidores, se haya impulsado una regulación más severa. Los compradores online deberían tenerlo en cuenta cuando hagan clic para comprar.