Bloomberg — Las autoridades mexicanas detuvieron al exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, en un caso de corrupción que alcanza los más altos niveles de poder, luego de que el presidente de México presionara a los fiscales para que aceleraran la dilatada investigación.
En una audiencia el miércoles, el juez accedió a una solicitud de los fiscales federales para que lo pusieran en prisión preventiva, argumentando que Lozoya -acusado de corrupción, pero que se convirtió en testigo protegido y evitó la prisión- ahora corre un riesgo de fuga.
El arresto sigue a la extradición de Lozoya de España a México en 2020 por cargos de corrupción. Una vez que se le otorgó el estatus de testigo protegido, Lozoya dijo que Enrique Peña Nieto le ordenó canalizar los sobornos del gigante brasileño de la construcción Odebrecht a la campaña del expresidente, que él ayudó a gestionar.
Odebrecht había admitido anteriormente haber realizado pagos ilegales en países de América Latina, pero las consecuencias del escándalo se han prolongado en México.
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El dinero, según el testimonio anterior de Lozoya, también se destinó a garantizar los votos de los legisladores a favor de una reforma energética histórica de 2013, acusaciones que varios exfuncionarios han negado. El caso ha alimentado los mensajes anticorrupción del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero recientemente ha dicho que el proceso legal está demorando demasiado, después de que la investigación no mostró avances significativos.
Lozoya fue visto el mesa pasado cenando en un elegante restaurante en la Ciudad de México, lo que generó la ira pública y preguntas sobre el avance del caso.
Lozoya había llegado a la audiencia del miércoles para pedir más tiempo para presentar su caso. Pero los fiscales solicitaron su detención y lo llevaron al Reclusorio Norte en la capital del país, según el Consejo de la Judicatura Federal.
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