Un alud histórico de impagos se avecina para los mercados emergentes

Después de Sri Lanka y Rusia, las miradas se dirigen a El Salvador, Ghana, Egipto, Túnez y Pakistán, naciones que Bloomberg Economics considera vulnerables al incumplimiento de pagos

Sri Lanka
Por Sydney Maki
08 de julio, 2022 | 01:49 PM

Bloomberg — Deuda emproblemada por alrededor de un cuarto de billón de dólares amenaza con arrastrar a los países en desarrollo a una cascada de incumplimientos de pago.

El primero que ha dejado de pagar a los tenedores de sus bonos extranjeros ha sido Sri Lanka agobiado por los costos del combustible y los alimentos que han avivado las protestas y el caos político. El país asiático fue seguido en junio por Rusia luego de quedar atrapada por las sanciones impuestas como consecuencia de su guerra en Ucrania.

En la actualidad, las miradas se dirigen a El Salvador, Ghana, Egipto, Túnez y Pakistán, naciones que Bloomberg Economics considera vulnerables al impago. Al tiempo que el costo de asegurar la deuda de los mercados emergentes contra el incumplimiento se dispara hasta alcanzar el nivel más alto desde que Rusia invadió Ucrania, la alarma también llega de la mano de Carmen Reinhart, economista jefe del Banco Mundial, y de Jay Newman, ex gestor de carteras de Elliott Management, especialistas en deuda de largo plazo de mercados emergentes.

“Los riesgos y las crisis de la deuda de los países de bajos ingresos no son hipotéticos”, dijo Reinhart en Bloomberg Television. “Más o menos ya estamos ahí”.

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De acuerdo con los datos recopilados de un índice de Bloomberg, la cantidad de mercados emergentes con deuda soberana que cotiza en niveles de dificultad y rendimientos que indican que los inversores consideran que el incumplimiento es una probabilidad real, se ha duplicado con creces en los últimos seis meses. En conjunto, estos 19 países suman más de 900 millones de personas, y algunos, como Sri Lanka y Líbano, ya están en situación de incumplimiento.

Por lo tanto, hay US$237.000 millones en juego que se adeudan a los tenedores de bonos extranjeros en notas que se negocian con dificultades. Esto supone aproximadamente una quinta parte, o el 17%, de los US$1,4 billones que los países emergentes poseen en deuda externa denominada en dólares, euros o yenes, conforme a los datos recopilados por Bloomberg.

Como han demostrado una y otra vez las crisis de las pasadas décadas, el colapso financiero para un gobierno es capaz de crear un efecto dominó, conocido como contagio en la terminología de los mercados, pues los asustados operadores sacan el dinero de países con problemas económicos similares y, al hacer esto, aceleran su caída. Una de las peores crisis fue la debacle de la deuda latinoamericana de los años 80. La situación actual, señalan los observadores de los mercados emergentes, guarda cierto parecido. Como en aquella ocasión, la Reserva Federal de EE.UU. está subiendo bruscamente las tasas de de interés para intentar frenar la inflación, lo que ha provocado un incremento del valor del dólar que hace difícil que los países en desarrollo puedan pagar sus bonos extranjeros.

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Los países más pequeños son los que sufren más tensiones y cuentan con menos experiencia en los mercados internacionales de capital. Los más grandes, como China, India, México y Brasil, cuentan con balances externos bastante sólidos y reservas de divisas.

Sin embargo existe una preocupación generalizada por lo que se avecina en los países más vulnerables. En todo el mundo están surgiendo brotes de agitación política ligados al alza de los costos de los alimentos y la energía, lo que ensombrece el futuro pago de los bonos en países altamente endeudados como Ghana y Egipto, donde algunos dicen que sería mejor utilizar el dinero en beneficio de sus ciudadanos. Mientras la guerra entre Rusia y Ucrania mantiene la presión sobre los precios de las materias primas, las tasas de interés aumentan globalmente y el dólar estadounidense se fortalece, es evidente que la carga para algunos países será insoportable.

El Salvadordfd

Para el director de deuda internacional y de mercados emergentes de Nuveen, Anupam Damani, hay una profunda preocupación por el mantenimiento del acceso a la energía y los alimentos en las economías en desarrollo.

Son cuestiones que van a seguir resonando durante el segundo semestre del año”, señaló. " Existe mucha información académica y antecedentes históricos en relación con la inestabilidad social que el aumento de los precios de los alimentos puede causar, lo que puede llevar a un cambio político”.

En el límite

De los países incluidos en el Bloomberg EM USD Aggregate Sovereign Index, una cuarta parte se encuentra en situación de riesgo, definida generalmente como un retorno de más de 10 puntos porcentuales sobre el de los bonos del Tesoro de EE.UU. con vencimiento similar.

Este índice se ha hundido casi un 20% en lo que va de año, sobrepasando ya las pérdidas anuales que registró cuando la crisis financiera mundial de 2008. Por supuesto, parte de esta caída se debe a las grandes pérdidas en los mercados de tasas subyacentes, pero el deterioro del crédito ha sido el principal motivo de las naciones más afectadas.

Samy Muaddi, gestor de carteras de T. Rowe Price que ayuda a supervisar unos US$6.200 millones en activos, lo considera una de las peores ventas de deuda de mercados emergentes “posiblemente de la historia”.

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Indica que durante la pandemia de Covid-19, muchos mercados emergentes se precipitaron a vender bonos en el extranjero, cuando las necesidades de gasto eran altas y los costes de los préstamos eran bajos. En la actualidad, cuando los bancos centrales de los países desarrollados endurecen las condiciones financieras, apartando los flujos de capital de los mercados emergentes y dejándoles un alto costo, algunos de ellos estarán en peligro.

“Este es un período de desafíos grandes para muchos países en desarrollo”, dijo Muaddi.

Los operadores activos también se han contagiado de la aversión al riesgo y están comprando seguros contra el incumplimiento en los mercados emergentes. El costo se mantiene justo por debajo del máximo observado cuando las tropas rusas invadieron Ucrania a inicios de este año.

Las cosas se pueden poner peor antes de mejorar”, dijo César Maasry, jefe de estrategia de activos cruzados de mercados emergentes en Goldman Sachs Group Inc, (GS) en un seminario web de Bloomberg Intelligence. “Se trata de un ciclo tardío. No hay una fuerte recuperación en la que comprar”.

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Esto ha hecho que los gestores de fondos extranjeros se retiren de las economías en desarrollo. En junio se retiraron US$4.000 millones de bonos y acciones de mercados emergentes, según el Instituto de Finanzas Internacionales, registrándose un cuarto mes consecutivo de salidas, ya que la invasión rusa de Ucrania y su impacto en los precios de las materias primas y la inflación afectaron al sentimiento de los inversores.

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“Esto puede tener impactos realmente a largo plazo que verdaderamente cambian la manera de pensar sobre los mercados emergentes, y en especial, los mercados emergentes en un contexto estratégico”, dijo el jefe de investigación de Franklin Templeton Investment Solutions, Gene Podkaminer. “Lo primero que hace es reforzar la reputación de los mercados emergentes: son volátiles. Desde luego, hubo periodos de tiempo en los que los inversores quizás lo habían olvidado, pero ahora resulta difícil ignorar ese hecho.”

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El aumento de los diferenciales de los bonos también preocupa especialmente a los bancos centrales, que ven cada vez más difícil la disyuntiva entre aumentar las tasas de interés para proteger las divisas y amortiguar la inflación o mantener la flexibilidad para ayudar a mantener la frágil recuperación tras la crisis pandémica. Las instituciones multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), también han advertido de la posibilidad de que se produzcan más conflictos en los países relacionados con la carga del aumento del costo de la vida, especialmente cuando estos gobiernos no están en condiciones de proporcionar una solución a los hogares.

La convulsión política de Sri Lanka fue atizada por los drásticos cortes de electricidad y el aumento de la inflación que agudizó la desigualdad. Esto es algo que los analistas de Barclays Plc (BCS), dirigidos por Christian Keller, advirtieron que puede repetirse en otros lugares en el segundo semestre de este año.

“Las personas que sufren los altos precios de los alimentos y la escasez de suministros con frecuencia son un polvorín para la inestabilidad política”, escribió su equipo en un informe de mediados de año.

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Esto es lo que está ocurriendo en algunos de los mercados emergentes en dificultades del mundo en este momento:

El Salvador

Las calificadoras de crédito han recortado la calificación de la nación centroamericana a medida que sus bonos en dólares se desploman, como consecuencia de las políticas, a veces imprevisibles, del presidente Nayib Bukele. La adopción del bitcoin (XBT) como moneda de curso legal, junto con las medidas adoptadas por el gobierno de Bukele destinadas a consolidar el poder, han suscitado la preocupación por la capacidad y la voluntad del país de mantenerse al día en el pago de sus obligaciones extranjeras, sobre todo teniendo en cuenta sus amplios déficits fiscales y un bono de US$800 millones con vencimiento en enero.

Ghana, Túnez y Egipto

Las naciones mencionadas se encuentran entre los prestatarios poco frecuentes y de baja calificación, con escasos márgenes de reserva, a los que Moody’s Investors Service advierte que serán vulnerables al aumento de los costos de los préstamos. Los estados africanos disponen de una cantidad relativamente baja de reservas de divisas para cubrir los pagos de los bonos que vencen hasta el 2026. Esto puede convertirse en un problema si no son capaces de refinanciar sus bonos que vencen debido al aumento del costo de recurrir a los mercados de deuda extranjera. Ghana está solicitando hasta US$1.500 millones al FMI. Egipto tiene casi US$4.000 millones de deuda externa que vencerá en noviembre de 2022 y en febrero de 2023 otros US$3.000 millones, según datos recopilados por Bloomberg.

Pakistán

Este país acaba de reanudar las conversaciones con el FMI mientras se queda sin dólares para pagar al menos US$41.000 millones de deuda durante los próximos 12 meses y para financiar las importaciones. Como en Sri Lanka, los manifestantes han salido a la calle para protestar contra los cortes de electricidad de hasta 14 horas que las autoridades han establecido para ahorrar combustible. Aunque el ministro de finanzas ha dicho que el país ha evitado el incumplimiento de pagos, su deuda cotiza en niveles de dificultad.

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Argentina

El país sudamericano sigue en apuros después del último de sus nueve incumplimientos, que tuvo lugar en 2020 durante una recesión causada por una pandemia. Para finales de año se espera que la inflación supere el 70%, lo que aumentará la presión sobre las autoridades para que limiten la salida de dólares de la economía y así controlar la tasa de cambio. Por otra parte, un nuevo ministro de Economía y las disputas políticas entre el presidente Alberto Fernández y su vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner han empañado las perspectivas de la economía de cara a las elecciones de 2023.

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Ucrania cifra en hasta US$65.000 millones necesidades inmediatas de financiación

Ucrania

Según personas familiarizadas con las discusiones, la invasión de las tropas rusas ha llevado a los funcionarios ucranianos a considerar la reestructuración de la deuda, pues las opciones de financiación del país devastado por la guerra están en riesgo de agotarse. La nación también ha indicado que necesita entre US$60.000 y US$65.000 millones de dólares este año para hacer frente a las necesidades de financiación, miles de millones más en comparación con lo que sus aliados han podido prometer hasta ahora. Los formuladores de políticas en Kiev luchan por mantener el presupuesto en funcionamiento al mismo tiempo que el ejército se defiende de la invasión rusa, que ha destruido ciudades, ha detenido las principales exportaciones de grano de la nación y ha desplazado a más de 10 millones de personas. El país también dio a conocer un plan de reconstrucción a largo plazo que podría superar los US$750.000 millones.

Con la asistencia de Ziad Daoud, Libby Cherry, Maria Elena Vizcaino, Michelle Jamrisko, Scott Johnson, Boingotlo Gasealahwe y Jenny Sanchez.

Este artículo fue traducido por Miriam Salazar