¿Cómo es que el contrabando está salvando el déficit de maíz en Bolivia?

Productores denuncian que el contrabando de maíz ingresado desde Argentina llega a la empresa de acopio de granos del gobierno Emapa y exigen renuncia del gerente de la estatal. La discusión sobre la aprobación de los transgénicos se reaviva con estas denuncias.

El maíz es una pieza clave de la cadena alimenticia puesto que se utiliza para alimentar pollos, cerdos y ganado vacuno.
19 de julio, 2022 | 07:29 AM

Santa Cruz — Bolivia prohíbe los transgénicos en las leyes, pero el maíz que acopia la empresa estatal de granos es transgénico según pruebas realizadas por los productores de Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo). Además, muchos productores aceptan que en sus cultivos ya usan semillas de contrabando ingresadas desde Argentina y exigen al gobierno que apruebe el uso de las mismas para garantizar la cadena alimenticia nacional ya que existe un gran déficit para cubrir la demanda de los productores de pollo, cerdo y ganado vacuno que dependen del grano para alimentar a sus animales. Esta problemática se agravó luego de que la semana pasada, productores del Norte Integrado de Santa Cruz bloquearon la carretera entre los municipios de San Pedro y Montero (importantes poblaciones en la agroindustria) exigiendo al gobierno respuestas a sus denuncias y demandas.

El bloqueo cerró el ingreso a los silos de la empresa gubernamental (EMAPA) luego de que productores encontraron camiones transportando maíz transgénico a los silos donde el gobierno acopia granos. En Bolivia, el gobierno compra el maíz a todos los productores para venderlo a un precio subvencionado y así garantizar que no suba. Casi todo el maíz amarillo duro se produce en Santa Cruz, el departamento que abastece con el 76 % del volumen total de alimentos producidos a nivel nacional. Es decir, Santa Cruz genera más de 2.5 millones de toneladas de productos alimenticios cada año.

“Todas las muestras que se tomaron dieron positivo al maíz transgénico”, aseguró Jaime Hernández, gerente general de ANAPO. En días pasados, y ante la presión del sector, se convocó a una reunión donde asistió el gerente general de Emapa, parlamentarios y la dirigencia de productores agrícolas. Pero durante la reunión aprovecharon para sacar los camiones de la empresa estatal y así evitar que se tomen las muestras acordadas.

Los productores exigen la renuncia de Franklin Flores, gerente de Emapa, puesto que el funcionario prometió hacer el análisis al maíz, “pero al salir de la reunión escapó e hizo escapar sus camiones llenos de maíz transgénico”.

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Cabe resaltar que en Bolivia está prohibido el uso de transgénicos por la Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien, en su Artículo 24.8 donde indica que se deben “desarrollar acciones que promuevan la eliminación gradual de cultivos de organismos genéticamente modificados autorizados en el país a ser determinada en norma específica”. Solo existe un evento transgénico autorizado en Bolivia: la soya RR. Todas las demás semillas transgénicas que se encuentran en el país, sobre todo de maíz, han sido introducidas de manera ilegal como producto del contrabando.

“Por boca de los productores del agro sabemos que existe una semilla de maíz genéticamente mejorado que no está autorizada en nuestro país pero que se la encuentra en los cultivos. Entre 55 y un 70% de las semillas que se están utilizando son de contrabando. En el mercado también hay maíz ingresado de contrabando porque en Bolivia no se autoriza ni la producción, ni la importación, ni el comercio de semillas o alimentos genéticamente modificados de carácter básico. Este problema de contrabando ya es vox populi”, explica Gary Rodríguez, economista experto en Comercio Internacional.

En el año 2016 se importó un poco más de 100.000 toneladas y de ahí en adelante ha habido ingresos oficiales de maíz amarillo duro por cerca de 300.000 toneladas. El año pasado, el 99.9% del volumen importado de maíz amarillo duro provino de la Argentina y el 0,1% del Brasil, según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).

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“Prácticamente todo el maíz que se produce en Argentina es genéticamente modificado. Pero además, circulan videos donde se muestran filas de kilómetros de camiones cargados con maíz y el programa periodístico Santa Cruz Agropecuario ha demostrado a través de análisis de verificación que el 70% del maíz que iba a entrar a los silos de EMAPA, la empresa acopiadora de granos del Gobierno, era transgénico. No se sabe si fue producido en Santa Cruz o en Tarija pero los expertos indican que no es el tiempo de la cosecha. Así que, se presume, que además de transgénico, es de contrabando”, explica Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, IBCE.

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En respuesta a las denuncias, el ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Néstor Huanca, dijo que EMAPA no acopia maíz transgénico y que están realizando controles para demostrarlo. Hoy se esperan anuncios luego de una reunión del sector donde se discutirá el uso de transgénicos y se conformará un comité de biotecnología y seguridad que insista al gobierno sobre el uso de transgénicos. Un pedido que viene desde hace más de 10 años y que se repitió este año en el mes de mayo cuando Anapo exigió la aprobación de Decreto Supremo, por emergencia alimentaria, que permita modificar genéticamente el maíz para mejorar la producción agrícola y la importación.

Recordemos que el presidente boliviano, Luis Arce, abrogó los Decretos Supremos 4232, 4238 y 4348, emitidos en 2020 por la presidenta interina Jeanine Añez. Las normas permitían la introducción de semillas de maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soya genéticamente modificados.

Por ahora, los líderes del agro del Norte Integrado advierten que mantendrán vigilancia para no dejar pasar a los camiones hacia los silos de la empresa gubernamental que acopia granos y controla a los productores. Como dato para resaltar, el 2% de los cultivos de maíz sembrado en Bolivia es destinado a consumo humano y el restante 98% es maíz duro amarillo, que se utiliza para consumo animal, siendo un grano elemental en la cadena alimenticia. Y actualmente hay un gran déficit de maíz en Bolivia.

La producción nacional de maíz es de aproximadamente un millón de toneladas y la demanda nacional es de un millón trescientos mil toneladas. Es decir, tenemos un déficit anual de 300.000 t. A eso se sumarán las pérdidas de esta campaña 2022 por factores climáticos (unas 400.000 toneladas). Eso implica que faltarán 700.000 toneladas de maíz este año para cubrir la demanda nacional, según datos de la Asociación de Productores de Maíz y Sorgo (PROMASOR).

“Efectivamente, hace tiempo que ingresa maíz transgénico no autorizado por Ley (Art.409 CPE). Aunque no esté permitido a los productores nacionales se está cultivando. Se calcula que un 65 % del maíz que encontramos en Santa Cruz es BT de 2da.generación (IP). El pedido al gobierno de aprobar el uso de transgénicos es algo irreversible, la aprobación mediante una Ley corta garantizará la alimentación de los bolivianos y una mejor producción para poder exportar”, dice Vicente Gutiérrez, director de Promasor.

Sin embargo, “se trata de un tema sensible ante la opinión pública por la oposición que hacen “los malos activistas verdes” que generan desinformación con sus técnicas del temor. El Gobierno está en una situación difícil porque por una parte está el pedido de los pequeños agricultores que buscan el uso de la biotecnología, no solo para el maíz, sino también para la soya y un trigo que sea tolerante a la sequía”, agrega Gary Rodríguez.

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Esto hace referencia a las demandas de onegés como Probioma y otras instituciones de sociedad civil y representaciones indígenas como el pueblo guaraní que piden la prohibición del maíz transgénico debido a que podría poner en peligro las variedades nacionales de origen.

“Esto es falta de información, no sería un problema porque existe un banco de semillas de donde siempre se podrán obtener nuestras variedades nacionales de maíz para re sembrar”, explicó Vicente Gutiérrez al respecto.