Los cheques arancelarios de US$2.000 son una buena idea mal planificada

PUBLICIDAD
Donald Trump
Por Claudia Sahm
05 de diciembre, 2025 | 06:51 AM

El presidente Donald Trump está promoviendo la idea de enviar un cheque de US$2.000 a la mayoría de los estadounidenses, financiado por los ingresos generados por sus aranceles a las importaciones. Esta propuesta ha tenido una fría acogida entre los congresistas republicanos y los economistas, y es poco probable que se materialice.

No obstante, si realmente la Casa Blanca quiere aligerar la carga arancelaria que pesa sobre los hogares con menos ingresos, quizá debería fijarse en nuestro vecino del norte, Canadá, que se ha erigido en un referente global en materia de equidad fiscal en el ámbito del consumo.

PUBLICIDAD

Los aranceles, que hasta octubre de este año totalizan cerca de US$200.000 millones, son en lo fundamental un impuesto al consumo regresivo. Son los importadores quienes pagan los aranceles, y luego estos tratan de trasladar los costos adicionales a sus clientes, lo que por lo general eleva los precios de los productos importados que pagamos los consumidores. Ese es el impuesto.

Aunque los precios pagados sean los mismos para todos los consumidores, la pérdida de poder adquisitivo es mayor para los que tienen menos ingresos. Puesto que los hogares con menores ingresos ya gastan una mayor proporción de sus ingresos, deben gastar un porcentaje aún mayor cuando los precios suben debido a los aranceles.

El carácter regresivo de los aranceles impuestos por la administración Trump es significativo. El Budget Lab (laboratorio de presupuesto) de Yale calcula que los costes para los consumidores a corto plazo serán del 2,4% de los ingresos anuales de los hogares del decil inferior de ingresos. Para el decil superior, solo supone el 0,8% de los ingresos.

PUBLICIDAD

Esta carga es tres veces mayor para los hogares con ingresos más bajos que para aquellos con ingresos más altos, por lo que los aranceles acentúan la dinámica en forma de “K” de la economía.

Aparte de ser menos equitativos, los impuestos regresivos agudizan la gravedad de una recesión, ya que los recursos después de impuestos de los hogares disminuyen más rápido que sus ingresos.

Aranceles

Es evidente que los aranceles no son la forma ideal de obtener ingresos fiscales. No obstante, un diseño más adecuado podría atenuar parte del perjuicio económico que ocasionan a los hogares con ingresos más bajos. Algunos países usan pagos específicos para compensar la regresividad de los impuestos al consumo.

Canadá es un claro ejemplo de ello. Combina un impuesto al valor agregado sobre la mayoría de los bienes y servicios con pagos trimestrales a los hogares con ingresos bajos y moderados, que se basan en los ingresos familiares, el estado civil y el número de hijos.

El propósito es contrarrestar la regresividad del impuesto. La totalidad de los créditos representó el 12% de los ingresos por impuestos al consumo, de acuerdo con una evaluación del gobierno realizada en 2017.

Los créditos más que compensaron el costo del impuesto para el decil más bajo de hogares por ingresos y redujeron el costo para otros hogares de ingresos bajos y moderados, con una disminución gradual del alivio a medida que se incrementan los ingresos.

La combinación del impuesto sobre el consumo con los créditos trimestrales revirtió casi totalmente su regresividad. En 2022, el gobierno de Canadá duplicó el crédito durante 6 meses para ayudar a compensar el aumento de las tasas de inflación.

Una modernización de los pagos de US$2.000 de Trump, basada en la experiencia de Canadá, requeriría varios cambios.

Primero, los pagos deberían ser mucho menores y estar calibrados según la carga que representan los aranceles. Según Budget Lab, los aranceles cuestan a los hogares del decil más bajo menos de US$1.000 anuales, y el costo promedio por hogar es de US$1.400.

Luego, para compensar la regresividad de los aranceles, el pago debería estar vinculado a los ingresos del hogar y reducirse gradualmente a medida que estos aumentan.

Además, un pago trimestral o mensual sería mejor que un pago único grande. Los pagos más pequeños y recurrentes se ajustarían mejor a los costos adicionales incurridos en las compras regulares de bienes. También serían menos inflacionarios porque tendrían un menor efecto en la demanda agregada.

Las investigaciones sobre programas de estímulo anteriores mostraron que los consumidores gastan más con un pago único grande que con pagos repetidos más pequeños. Los pagos repetidos más pequeños también distribuyen el impulso a la demanda agregada a lo largo del tiempo, lo que limita el riesgo de desequilibrios inflacionarios entre la oferta y la demanda.

Alivio de la carga de la política arancelaria para los hogares de bajos ingresos es particularmente importante dados otros cambios regresivos en las políticas este año.

La Oficina de Presupuesto del Congreso calculó cómo las disposiciones de la One Big Beautiful Bill (Una gran y hermosa ley) afectarían a los diferentes grupos de ingresos.

Si bien, en promedio, se esperaba que los hogares experimentaran un aumento en sus recursos durante los próximos 10 años gracias a la legislación, se suponía que los de los hogares de bajos ingresos disminuyeran, principalmente debido a los recortes en Medicaid (programa de seguro médico para grupo de bajos ingresos) y los cupones de alimentos.

Los cheques de US$2.000 serían muy llamativos, pero están mal focalizados y podrían acabar creando problemas de asequibilidad todavía mayores que los aranceles.

La Casa Blanca debe ser clara sobre la carga que imponen los aranceles como impuesto al consumo y elaborar políticas para mitigar el impacto en los más desfavorecidos. Canadá nunca será nuestro estado número 51, pero puede ser un modelo a seguir para nuestra política nacional.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

Lea más en Bloomberg.com

PUBLICIDAD