Acreedores se acercan a Citgo, el último activo de Guaidó

Los acreedores que tienen US$7.000 millones en deudas acumuladas por Maduro y Hugo Chávez están emprendiendo acciones legales para arrebatarle el control.

Juan Guaidó, líder de la oposición venezolana, reconocido como presidente interino de Venezuela por decenas de países del mundo. Fotógrafo: Gaby Oraa / Bloomberg
Por Fabiola Zerpa y Ezra Fieser
05 de agosto, 2021 | 01:07 PM

Caracas — Bloomberg — Mientras el poder del líder de la oposición venezolana ha ido disminuyendo, Juan Guaidó conservó algo para cuando fuera necesario: Citgo Petroleum Corporation, la refinería y distribuidora de hidrocarburos y combustibles estadounidense con el potencial de generar cientos de millones de dólares para ayudar a remover al presidente Nicolás Maduro.

Ahora Guaidó está a punto de perder la empresa. Los acreedores que tienen US$7.000 millones en deudas acumuladas por Maduro y su predecesor, Hugo Chávez, están emprendiendo acciones legales para arrebatarle el control, y al parecer están teniendo éxito.

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Por ahora, Estados Unidos, que lideró a docenas de países para respaldar a Guaidó como presidente encargado, está protegiendo a Citgo. Una disposición del Ejecutivo de EE.UU. que mantiene a la empresa en manos de Guaidó se prorrogó hasta octubre. Pero los acreedores se preparan para cobrar, y el mercado parece creer que la empresa no terminará en manos venezolanas por primera vez desde la década de 1980.

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La deuda venezolana incumplida que está garantizada por activos de Citgo actualmente se negocia a precios muy superiores a los bonos del país que no tienen ese respaldo: entre 25 y 29 centavos de dólar, más del doble del precio de hace un año (otros bonos venezolanos y de PDVSA en default se cotizan entre 5 a 11 centavos). También se están negociando con más frecuencia a pesar de las sanciones que impiden a los inversionistas estadounidenses comprar.

Apuesta arriesgada

Pocos previeron el dilema en 2019, cuando la Administración de Donald Trump reconoció a Guaidó y rompió los lazos con el Gobierno de Maduro, que era dueño de Citgo. Los funcionarios de Trump tuvieron que decidir qué hacer con la empresa, propietaria de tres refinerías, seis oleoductos y 42 terminales en 21 estados con 3.400 empleados.

Con Guaidó aparentemente preparado para desplazar a Maduro, y Citgo pieza fundamental de la industria petrolera venezolana, EE.UU. entregó la empres a la oposición.

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Guaidó instaló a experimentados profesionales del sector petrolero, inlcuyendo a Carlos Jordá como director ejecutivo y presidente. Citgo luego recaudó US$1.400 millones en bonos con calificación de basura en 2019, que ha seguido pagando, junto con su otra deuda. Los bonos, que vencen en 2024, se cotizan cerca del valor par, según datos de Trace.

Pero ser propietario de Citgo no ha sido una bendición. A medida que la producción de petróleo de Venezuela caía, la dirección tuvo que reemplazar los crudos pesados que recibía del país por grados similares de México y Colombia. El procesamiento de crudo venezolano cayó del 29% en 2015 a cero en 2020.

Dos refinerías en el Golfo de México se vieron afectadas por huracanes, una tormenta invernal, el ciberataque al oleoducto Colonial y la recesión producto de la pandemia. El año pasado, la compañía registró una pérdida de US$667 millones.

Más urgentes aún son las crecientes deudas. Cuando Guaidó asumió el poder, el Gobierno de Maduro se libró de los pagos que incluían una compensación por una mina de oro expropiada, facturas impagas y bonos internacionales para los que utilizó los activos de Citgo en garantía.

Demandas pendientes

Decenas de empresas y personas a las que el Estado de Venezuela o PDVSA les debe han presentado demandas contra Citgo.

Entre ellas destacan dos contratos relacionados con PDVSA: la petrolera ConocoPhillips, a la que se le deben US$1.300 millones por los activos incautados por Chávez, y los inversionistas que tienen US$2.000 millones en bonos incumplidos de PDVSA, según PDVSA. Estos bonos tienen un interés de garantía del 50,1% en las acciones de Citgo Holding. A Crystallex, una empresa minera con sede en Toronto, se le deben US$1.000 millones por una mina de oro expropiada.

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BancTrust & Co estima el valor de Citgo en US$7.800 millones y el de las demandas en su contra en US$7.000 millones. Un juez de Delaware decidirá cómo se venderán las acciones y cómo se dividirán los ingresos.

Crystallex, en proceso de reorganización por quiebra, obtuvo una sentencia en Delaware que demuestra que PDVSA y Venezuela son la misma entidad, y sus activos petroleros en EE.UU. pueden ser perseguidos.

En las próximas semanas, se espera que un maestro especial presente una orden de venta a un juez. Sin , es probable que se requiera una licencia de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro.

“Esta es una amenaza real para Citgo”, dijo Horacio Medina, la persona clave de Guaidó sobre PDVSA en EE.UU. Señaló que su grupo necesita presentar urgentemente un plan a los tribunales.

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Pero a medida que se acerca la fecha límite para las objeciones a la subasta, hay poco acuerdo en el equipo de Guaidó sobre cómo proceder. Una idea es vender una refinería en Illinois y tratar de llegar a un acuerdo con los acreedores. El máximo diplomático de Guaidó, Julio Borges, quiere transferir Citgo a un fideicomiso independiente, según un portavoz. Guaidó no se ha pronunciado, señaló el portavoz. Guaidó no respondió a numerosos mensajes en busca de comentarios para este artículo.

Fuente de orgullo

Fundada hace más de un siglo por un petrolero irlandés-estadounidense, Citgo —cuyo logo rojo se puede ver desde el estadio de béisbol de Boston— ha estado en manos venezolanas desde mediados de la década de 1980. Al controlar las mayores reservas crudo del mundo, el Gobierno venezolano apuntó a Citgo como comprador para sus cargamentos. Las refinerías eran capaces de procesar el crudo pesado del país y las 5.000 estaciones de servicio daban a la empresa un comprador natural para la gasolina.

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Después de que Chávez tomó el control de la industria petrolera a principios de la década de 2000, instalando a sus secuaces, Citgo y PDVSA se convirtieron en fuentes de dinero y herramientas políticas. Los ingresos de Citgo superaron los US$30.000 millones en 2004, según datos compilados por Bloomberg.

En 2017, seis ejecutivos de Citgo en Venezuela fueron condenados por corrupción y encarcelados. En abril, Maduro ordenó que fueran trasladados a arresto domiciliario, lo que se consideró un intento de mostrar buena voluntad a la Administración Biden con la esperanza de obtener un alivio de las sanciones.

En octubre, el Gobierno de Biden tendrá que decidir si vale la pena seguir manteniendo a Citgo en manos de la oposición. Funcionarios de los departamentos de Estado y del Tesoro no respondieron a mensajes en busca de comentarios.

Sin señales de que Maduro esté perdiendo poder, parece probable que prevalezca la presión de los acreedores para vender. Igor Hernández, investigador del Centro de Estudios Energéticos de la Universidad de Rice en Houston, lo expresó de esta manera: “Tal como están evolucionando las cosas, Citgo está perdida, no sólo para la oposición sino para el país”.