Bloomberg Línea — El Banco de Japón se prepara para elevar su tasa de referencia, en una decisión que será anunciada durante la noche latinoamericana de este jueves y que pondrá presión a las estrategias de carry trade. De concretarse, sería el segundo ajuste al alza de 2025 y el primero desde enero, cuando la autoridad monetaria dejó atrás los tipos negativos.
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El movimiento llevaría la tasa hasta el 0,75%, la cifra más alta en tres décadas. Los rendimientos de los bonos soberanos a 10 años ya se han anticipado al movimiento, alcanzando 1,94%, su mayor nivel desde mediados de 2007. A esto, se suma un cambio de postura en el Ejecutivo japonés, encabezado por la primera ministra Sanae Takaichi, cuya administración ha respaldado de forma más activa el endurecimiento monetario.
Las expectativas del mercado coinciden con este escenario. Según Min Joo Kang, economista senior para Japón y Corea del Sur en ING, “un alza de 25 puntos básicos está casi completamente incorporada por los participantes del mercado”.
Aun así, Kang advierte que los inversionistas “se enfocarán en los comentarios del gobernador Ueda”, a pesar de que no espera que “envíe mensajes con tono restrictivo en la rueda de prensa, dadas las crecientes preocupaciones sobre el aumento de las tasas de mercado”. Según la economista, el BoJ “espera que las tasas reales permanezcan negativas después del aumento de tasas”, lo cual deja espacio para más alzas si los datos económicos lo justifican.

El impacto en el carry trade
La posible subida ha alterado el equilibrio sobre el que operaba el carry trade, una estrategia que por años ha utilizado al yen como fuente de fondeo de bajo costo. Consiste en pedir prestado en una divisa con tasas bajas para invertir en activos con mayores rendimientos. Así, el cambio de política monetaria no sólo afecta el tipo de cambio, sino el conjunto de flujos de capital en los mercados emergentes.
Para Jonathan Fortun, analista del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), “el cambio clave es que Japón ya no es la fuente inagotable de liquidez barata que fue durante décadas”. Fortun advierte que “aunque el yen siga alrededor de 150 por dólar, el mensaje del Banco de Japón es inequívoco: la era del fondeo casi gratuito está llegando a su fin”.
En América Latina, este ajuste ya ha tenido efectos visibles. “Durante la primera parte del año, el carry en la región funcionó con viento completamente a favor, porque las tasas locales eran atractivas y el fondeo japonés parecía eternamente barato”, señaló Fortun.
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Ahora, según el analista, “un yen que puede apreciarse en episodios, y que responde de manera más directa a la comunicación del BoJ, obliga a los inversionistas apalancados a gestionar el riesgo con más cautela”.
Impacto limitado en el yen, pero presión en emergentes
El ajuste de diciembre no sorprendería a los inversionistas, lo que limitaría la presión sobre las divisas del mundo. Para Brendan McKenna y Azhin Abdulkarim, estrategas de Wells Fargo, “las monedas de mercados emergentes deberían estar más protegidas y no experimentar mucha volatilidad posterior a la subida, una dinámica diferente a la del alza del BoJ en agosto del año pasado”.
Sin embargo, la decisión genera un entorno más exigente para las divisas latinoamericanas. Según Fortun, “no es necesario un movimiento violento. Un desplazamiento del yen de 152 a 148 puede ser suficiente para detonar tomas de ganancias en las monedas latinoamericanas con mayor posicionamiento”.

Bajo este nuevo régimen monetario, “el carry no desaparece, pero se vuelve más exigente. Esto significa más dispersión entre países y menos espacio para estrategias automáticas”, dice el analista del IIF.
Desde ING, Kang advierte que el BoJ se mantendrá prudente y que “evaluará de cerca el impacto de las tasas más altas sobre la economía, como el endeudamiento corporativo, el crédito bancario, el consumo privado y la inversión en capital”. También señala que indicadores como “las negociaciones salariales de primavera y el tipo de cambio del yen” serán claves para definir los próximos pasos de política.
En un horizonte más amplio, Wells Fargo actualizó su escenario base y ahora prevé que el BoJ vuelva a subir tasas. “Revisamos nuestra previsión del BoJ para incluir otra subida de tasas de 25 puntos básicos en el tercer trimestre de 2026”, afirmaron McKenna y Abdulkarim. Ambos proyectan que el yen será más resiliente en la segunda mitad del próximo año, dado que “las tasas del BoJ deberían evitar que el USDJPY suba tanto como inicialmente esperábamos”.
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La pérdida del yen como divisa barata y el inicio de un ciclo de normalización monetaria en Japón reconfigura uno de los pilares del financiamiento global de riesgo. Para Fortun, “cuando suben las tasas japonesas, aunque sea desde niveles muy bajos, sube el costo de oportunidad para los inversionistas internacionales”. Así, “cuando la moneda que financia buena parte del carry global cambia de régimen, toda la cadena de flujos se reacomoda”.









