Bloomberg — En Europa, los gobiernos están diseñando medidas drásticas para reducir la demanda de energía y sobrevivir al invierno sin el gas natural proveniente de Rusia. El desafío va a ser enorme.
Aunque los precios del gas han bajado desde niveles récord, siguen siendo muy altos, y el número de paradas industriales es cada vez mayor. Una reunión clave de los ministros de Energía de la Unión Europea (UE), que se celebrará el viernes, pretende aliviar el impacto de la peor crisis energética de las últimas décadas.
En respuesta a las sanciones internacionales que se le han impuesto por su invasión de Ucrania, Rusia ya ha reducido al mínimo las exportaciones de gas a Europa, y la reciente decisión de interrumpir el flujo del crucial gasoducto Nord Stream hacia Alemania ha aumentado la presión sobre el bloque de países.
Aun suponiendo que la región logre reducir el consumo de gas en un 15%, sigue habiendo una gran interrogante sobre si las fuentes de energía alternativas, como la hidroeléctrica y la nuclear, podrían llenar el vacío dejado por los recortes rusos. Tampoco está claro si los envíos de gas natural licuado (una alternativa clave al suministro ruso) seguirán siendo abundantes.
“Los precios elevados y la consiguiente destrucción de la demanda pueden hacer que Europa no se quede sin gas”, afirma Catriona Lindsay, analista de precios de DB Group Europe, en una nota. “El coste será, no obstante, astronómico”.
A continuación, se detallan cinco aspectos a tener en cuenta, que decidirán si Europa puede hacer frente a los próximos meses de frío.
Mantener la tensión
Si se logra el recorte del 15% y el tiempo es favorable, existe la posibilidad de que el continente pueda hacer frente a esta temporada de calefacción, incluso si se produce un corte total del gas ruso, según Fitch Ratings. Pero el equilibrio entre la oferta y la demanda es un reto para la potencia económica que es Alemania, ya que se espera que sus reservas de gas se reduzcan, lo que significa que casi no habrá amortiguación contra las sorpresas, incluido el frío anormal. “El margen de error se estrechará”, dijo Angelina Valavina, jefa de recursos naturales y materias primas para EMEA en Fitch.
Los almacenes de Alemania están llenos en casi un 87%, pero los cortes de gas de Rusia amenazan seriamente su objetivo de tener el 95% a principios de noviembre. Incluso ese nivel cubriría sólo dos meses y medio de demanda con los flujos rusos a cero, advirtió el mes pasado Klaus Mueller, presidente del regulador energético de la Agencia Federal de Redes.
El reto de la energía
Aunque las industrias han reducido el consumo de gas, la demanda de este combustible para la generación de energía ha sido mayor de la esperada. Las olas de calor y las sequías han mermado la capacidad hidroeléctrica este verano, mientras que el calentamiento de las aguas de los ríos y las interrupciones nucleares en Francia han frenado la energía atómica. El equilibrio de la generación en Europa está “gravemente amenazado” porque “no hay mucha flexibilidad para aumentar considerablemente la potencia de otras fuentes”, señalan los analistas de Rystad Energy en una nota. El clima muy frío y la escasez de viento podrían provocar racionamientos de energía y apagones, señalaron.
Competencia con Asia
La política china de Cero Covid-19, combinada con los elevados precios al contado, ha reducido las importaciones de gas natural licuado (GNL) de la nación asiática en aproximadamente un 20% en lo que va de año, dejando un amplio suministro para Europa. BloombergNEF espera que China, el principal comprador de GNL del mundo el año pasado, restablezca parcialmente las compras hasta diciembre, pero siga manteniendo los volúmenes por debajo de los niveles de 2021. Aun así, un aumento repentino de la demanda asiática avivaría la crisis de suministro mundial.
Interrupciones imprevistas
Otro gran riesgo son las interrupciones imprevistas, especialmente si se producen en una instalación de gran envergadura como la planta de GNL de Freeport, en EE.UU., que sufrió un incendio en junio. El incidente redujo notablemente el total de las exportaciones del país; eso fue manejable para Europa este verano en medio de una demanda atenuada de China, pero potencialmente muy perjudicial en invierno. La planta tiene previsto volver a funcionar a principios o mediados de noviembre, pero los operadores temen que la interrupción se prolongue.
El factor meteorológico
El clima es el factor más imprevisible. El pasado invierno fue relativamente suave, lo que dejó a Europa con unas reservas de combustible superiores a las previstas. Y las previsiones para octubre, cuando comienza la temporada de calefacción, muestran temperaturas superiores a las normales. Pero si finalmente Europa se enfrenta a algo similar a 2012, que fue el invierno más frío de los últimos 10 años, la demanda de gas de la región será de unos 20.000 millones de metros cúbicos -o el 5% del consumo anual habitual- por encima de las hipótesis actuales, según Valavina, de Fitch. Eso supondría “un equilibrio más difícil entre la oferta y la demanda para 2023″, dijo.
-Con la asistencia de Anna Shiryaevskaya.
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