Bloomberg — Nissan Motor Co. ha abandonado sus planes de construir una planta de baterías en Fukuoka, Japón, para centrar sus recursos y financiación en rescatarse de una crisis financiera cada vez más profunda.
El fabricante japonés de automóviles anunció a finales del año pasado sus planes de invertir 153.000 millones de yenes (US$1.000 millones) en una nueva fábrica en la ciudad meridional de Kitakyushu, donde fabricaría baterías de litio hierro fosfato utilizadas habitualmente en los vehículos eléctricos.
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Ese plan se ha desechado ahora, según dijo un portavoz el viernes, en aras de la “eficiencia de la inversión”, mientras Nissan intenta recuperar su rendimiento.
Los problemas de Nissan afloraron en serio el pasado mes de noviembre, cuando anunció planes para suprimir 9.000 puestos de trabajo y recortar la capacidad de producción en un 20% tras otro trimestre débil en el que vio caer las ventas netas del primer semestre un 94%.
Semanas más tarde, llegó a un acuerdo con Honda Motor Co. (HMC) para combinar ambas marcas bajo un único holding, lo que esencialmente supuso un salvavidas para Nissan, pero los desacuerdos sobre el desequilibrio de poder inherente llevaron a que la asociación finalizara formalmente en febrero.
La ausencia de vehículos eléctricos competitivos en la gama de Nissan fue uno de los principales factores de su declive, al igual que la escasez de híbridos atractivos, incluso cuando su popularidad aumentó en EE.UU..
Ahora, la empresa apuesta por una amplia reestructuración y un nuevo equipo directivo encabezado por el CEO, Iván Espinosa, que asumió el cargo en abril y se comprometió a darle la vuelta a la situación.
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En abril, al margen del salón del automóvil de Shanghái, Nissan declaró que iba a invertir US$1.400 millones en sus operaciones en China y a utilizar el mercado intensamente competitivo del país para acelerar su propio desarrollo de vehículos eléctricos.
Nissan tiene previsto anunciar el 13 de mayo sus resultados anuales correspondientes a los 12 meses que finalizaron el 31 de marzo. El mes pasado, advirtió de que registraría una pérdida neta de hasta 750.000 millones de yenes, un déficit anual récord, debido a los gastos de reestructuración.
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