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Latinoamérica: el eslabón resiliente

De no ser por la guerra que Rusia desató contra Ucrania, los recientes procesos electorales en Latinoamérica contarían una historia de resiliencia y confianza en los principales indicadores con la llegada de fuerzas de izquierda a la región

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Bloomberg Línea Ideas — El fin de semana pasado marcó el inicio de una serie de eventos importantes que determinarán el rumbo de varias economías en Latinoamérica durante los próximos años. En primera instancia, comenzó el periodo presidencial de Gabriel Boric en Chile, en donde el mandatario buscará implementar una ambiciosa agenda de cambios estructurales que tendrá como objetivo tangencial, consolidar a la coalición de izquierda que reemplazó a los bloques tradicionales de gobierno que marcaron la agenda pública desde la década de los noventa. Por otro lado, en Colombia se llevó a cabo la primera de las tres jornadas en las que se elegirá el cuerpo del gobierno para el periodo 2022-2026. El resultado fue favorable en número de escaños en el Senado para el partido de corriente de izquierda: el Pacto Histórico, y se reforzó el favoritismo del candidato presidencial de este mismo partido, Gustavo Petro, para la primera vuelta de las próximas elecciones presidenciales que se llevarán a cabo el próximo 29 de mayo.

Los eventos anteriormente descritos resultan relevantes para moldear las expectativas de mediano plazo entre los inversionistas financieros globales por la región. Sin embargo en el corto plazo, el trágico conflicto militar que continúa escalando, ha ocasionado disrupciones de oferta que se han visto reflejadas de manera inmediata en el precio de algunas materias primas como el petróleo, el gas natural, el mercado de granos y los precios de algunos metales en los que tanto Rusia como Ucrania juegan un papel preponderante en la producción global. Así mismo, algunos otros efectos indirectos comienzan a tomar forma como la saturación portuaria en Europa, debido a que las autoridades deben llevar a cabo procesos de verificación para asegurarse que los cargamentos no contengan productos sujetos a alguna sanción. A esto se añade la renuencia de algunas compañías de transportar productos que provengan de Rusia además de dificultades en llevar a cabo pagos a personas de esta nacionalidad, debido a la exclusión de algunos bancos del sistema de mensajería interbancario SWIFT (por sus siglas en inglés). Las implicaciones en el corto plazo de estas disrupciones tendrán efectos económicos que serán contingentes a la exposición neta de cada país en las cadenas de valor y es aquí en donde la estructura económica de Latam presenta menor vulnerabilidad ante este entorno de riesgos sesgados al alza.

El pasado 10 de marzo el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés) publicó un estudio en el que reporta un índice de vulnerabilidad en las cuentas externas de economías emergentes ante las implicaciones económicas del conflicto bélico. El análisis determina que las mayores afectaciones se verán en los países europeos, así como aquellos importadores netos de combustibles fósiles y granos. En cambio, el incremento en el precio de las materias primas tendrá efectos positivos en la región que se atribuyen tanto a la preponderante dependencia de sus exportaciones a estos bienes (aunque con efectos diferenciados por país debido al impacto en términos netos), como a la baja exposición hacía Europa, debido a que China se ha convertido uno de los mayores destinos de exportación en la región. En este sentido, el IIF destaca a los siguientes cinco países de Latam con menor vulnerabilidad debido a la estructura de sus cuentas externas más recientes (2021): Argentina, Colombia, Brasil, Chile y Perú.

De manera inicial, el IIF resalta la fortaleza de Argentina debido a que en términos netos es exportador de materias primas, en donde la composición de sus exportaciones se basa principalmente en granos de soya, maíz y trigo y, en el agregado, los productos agropecuarios representan el 67% del total de sus exportaciones. Para Colombia se destaca el impacto positivo en las cuentas externas del precio del petróleo debido a que también es un exportador neto de este bien y que dentro de la composición de exportaciones totales, el sector energético pesa alrededor del 37%. Prueba de ello es que por cada 10 dólares de incremento en el barril de petróleo el PIB aumenta un 0.7%.

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En Brasil casi la mitad de las exportaciones totales se concentran en los sectores de productos agropecuarios (granos de soya, carne y azúcar de caña) y energéticos (petróleo), en donde de manera desagregada el primero representa 41% del total, mientras que el segundo un 10.6%. En este país, 10 dólares de incremento en el precio del barril de crudo se traducen en un incremento del PIB de 0.2%, aunque el incremento en el precio del trigo y el gas natural los perjudica marginalmente al ser importador neto de estos productos.

Chile y Perú comparten la dinámica de ser importadores netos de petróleo con lo que sus cuentas externas se deterioran a medida que se incremente el precio de este bien (10 dólares de incremento en el precio les resta aproximadamente un cuarto de punto porcentual del PIB). Sin embargo, su importancia relativa en el mercado de los metales los beneficia en las cuentas externas en términos netos, en donde para Chile el sector de la minería representa el 62% del total de las exportaciones (principalmente cobre), mientras que para Perú es del 63.9% (oro y cobre).

La dinámica de las cuentas externas anteriormente descrita ha sido pieza clave para explicar la dinámica del rendimiento que han presentado este año los índices bursátiles en Latam. El rendimiento de las siguientes bolsas representativas de cada país en lo que va del año (medido en dólares) al 11 de marzo fue la siguiente: Perú (21.74%), Brasil (18.56%), Chile (13.26%), Colombia (16.07%) y Argentina (-0.13%). En donde para esta última economía los factores idiosincráticos, principalmente sobre la reestructura de su deuda con el FMI, han sido un obstáculo para su estabilidad macroeconómica y eso ha afectado su desempeño.

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Finalmente, si bien existen preocupaciones sobre las presiones inflacionarias, la perspectiva de las cuentas externas para las economías en Latam puede favorecer sus divisas y aminorar dichas presiones. Así mismo, los incrementos en las tasas de referencia que llevaron a cabo los bancos centrales de la región el año pasado, jugará un papel importante para estabilizar la volatilidad en el tipo de cambio. Por lo tanto en los posicionamientos relativos entre economías emergentes, Latinoamérica se posiciona como un eslabón resiliente ante los riesgos que ha detonado el lamentable conflicto geopolítico.

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Juan A. Mendoza Perea

Economista por el ITAM y Maestro en Matemáticas Financieras por la Universidad de Chicago.