Bloomberg Línea — América Latina ingresará a 2026 con el impulso de un rally que sorprendió en 2025, pero cuya continuidad dependerá de tres factores que, según Vanguard, pueden definir el desempeño de los activos regionales: el crecimiento de Estados Unidos, la trayectoria del dólar y la política monetaria de la Reserva Federal.
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“Estamos hablando de un pequeño rally de alivio en comparación con lo que esperábamos a comienzos de año”, señaló Roger Aliaga-Díaz, economista jefe para las Américas de Vanguard. La revisión al alza del crecimiento estadounidense, la depreciación del dólar y el tono menos restrictivo de la Fed generaron condiciones más favorables para la región. “Esos tres factores fueron realmente tres vientos de cola”, agregó el analista.
En términos comerciales, Vanguard observó que el impacto de los riesgos arancelarios fue relevante al inicio de 2025, pero su efecto se ha moderado.
En el caso de México, por ejemplo, anticipa una expansión de 1,5% en 2026, por encima de los niveles actuales, aunque aún por debajo del potencial. La expectativa es que el Banco de México recorte su tasa de interés en dos ocasiones, mientras el tipo de cambio se mantiene estable debido a las exenciones arancelarias contempladas en el marco del T-MEC.

“México paga una de las tasas efectivas más bajas entre todos los socios comerciales de Estados Unidos”, explicó Aliaga-Díaz. “La situación probablemente continúe el próximo año”, afirmó el economista, al considerar que las condiciones externas seguirán siendo positivas en comparación con el inicio de 2025.
Inversión en IA y divergencia regional
Uno de los motores que impulsa la perspectiva global de Vanguard es el auge de la inversión en inteligencia artificial, un fenómeno que se concentra en Estados Unidos y China, pero que también impacta en los flujos hacia emergentes. A juicio de los analistas, la expansión del ciclo de inversión en IA representa un punto de inflexión económico, aunque aún incipiente en términos de rentabilidad bursátil.
“Para Estados Unidos, la economía de la IA ya está aquí y ahora, en términos del despliegue de una oleada de inversión en capital que ya comenzó este año”, indicó Aliaga-Díaz. La entidad estima que el ciclo actual se encuentra entre 30% y 40% del pico observado en anteriores booms tecnológicos. “Eso nos da cierta confianza en creer que estamos en una etapa temprana del ciclo y que hay más por venir”, aseguró el analista.
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En contraste, América Latina se benefició del auge global en 2025, pero con un perfil distinto a regiones como la asiática. “En América Latina, el rally del mercado fue impulsado principalmente por la normalización de valoraciones y la depreciación del tipo de cambio”, explicó Qiang Wang, economista senior de Vanguard. “Sin embargo, el crecimiento de ganancias en la región fue nulo o ligeramente negativo”, agregó.
Wang contrastó este desempeño con el de Asia emergente, donde “la mitad del rally se explicó por crecimiento de utilidades”. Economías como Corea del Sur, Taiwán, Malasia o Vietnam se están posicionando como proveedores clave de infraestructura para la IA, lo que podría sostener su crecimiento en los próximos años. “La pregunta clave para los emergentes es de dónde vendrán las ganancias en 2026”, puntualizó Wang.
El diagnóstico de Vanguard para el próximo año no anticipa un entorno de euforia en América Latina, sino un escenario de mejora progresiva condicionado por variables externas e internas.

Entre los factores clave se encuentran la política monetaria de las principales economías, la fortaleza del crecimiento en Estados Unidos y la estabilidad de las relaciones comerciales globales. A esto se suma la necesidad de que los países latinoamericanos mantengan una postura de disciplina macroeconómica, con tasas de interés reales consistentes con los objetivos de inflación.
Valoraciones y riesgos de corrección
En un entorno de valoraciones elevadas en el mercado accionario estadounidense, Vanguard mantiene una posición cautelosa frente al riesgo de corrección. La cartera modelo del banco refleja un sesgo hacia bonos y acciones de valor, y reduce exposición a renta variable general, con un portafolio base de 40% en acciones y 60% en renta fija.
“No se trata de pesimismo sobre la economía o la IA”, dijo Aliaga-Díaz. “Se trata del riesgo de una corrección bursátil”, aclaró. La visión es que el rendimiento adicional ofrecido por las acciones no compensa adecuadamente el riesgo. “El mercado puede no estar recompensando apropiadamente el riesgo adicional de las acciones”, concluyó.
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Vanguard asigna una probabilidad de 30% a un escenario de caída bursátil significativa, en contraste con un 10% para un escenario de crecimiento sostenido de utilidades impulsado por la IA. “Cuando la esperanza es alta, hay mucho espacio para la decepción”, advirtió Wang. “La rentabilidad depende críticamente de las expectativas”.
El escenario base de Vanguard proyecta rendimientos moderados de entre 5% y 7% anual en la próxima década para las acciones estadounidenses, con una preferencia por títulos de valor y mercados desarrollados fuera de Estados Unidos. “Creemos que ambos ofrecen rendimientos atractivos y un rendimiento saludable que aún no ha incorporado plenamente los beneficios potenciales a largo plazo de la adopción de la IA”, afirmó Wang.
Al observar el panorama fiscal global, Jumana Saleheen, economista jefe para Europa, enfatizó que el crecimiento es un factor clave para contener la trayectoria de la deuda. “Si la economía está creciendo bien, se puede salir del problema de la deuda mediante el crecimiento”, sostuvo. También advirtió sobre el efecto de tasas de interés estructuralmente más altas: “Estamos viendo que se estabilizan entre 2% y 4%, dependiendo de la economía”.

El análisis de Vanguard para 2026 destaca la tensión entre un panorama económico optimista y un mercado que ya ha descontado gran parte de ese optimismo.
“Estamos entrando en un período probablemente de dos o tres años en el que lo que veamos en el frente económico no necesariamente se reflejará en los portafolios”, concluyó Jeremy Eisengrein, director del equipo de estrategia global de inversiones.
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Con las valoraciones ya ajustadas al alza en la mayoría de los activos regionales y con un margen más estrecho para una nueva depreciación del dólar, el desempeño de América Latina en 2026 dependerá, en mayor medida, de fundamentos económicos.
La recuperación del crecimiento regional, la capacidad de las empresas para generar utilidades y la evolución de los precios de materias primas serán determinantes para sostener el impulso observado en 2025.









