La actriz estadounidense Scarlett Johansson presenta la película “Black Widow” durante la Comic Con en San Diego, California. Fotógrafo: Chris Delmas / AFP / Getty Images
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Bloomberg — En el tribunal de la opinión pública, Disney bien podría perder su batalla con Scarlett Johansson. Pero la cuestión legal es relevante, y tiene implicaciones para los negocios mucho más allá de las fronteras del Universo Cinematográfico de Marvel y de la actriz que durante más de una década ha interpretado al personaje conocido como “Black Widow” (Viuda Negra).

Johansson alega que Walt Disney Co. incumplió su contrato el mes pasado cuando estrenó la película homónima simultáneamente en cines y en el servicio de streaming Disney+. Dado que su remuneración depende en gran medida del éxito de la película en la pantalla grande, Johansson argumenta que la disponibilidad de la película en casa reduce sus posibles ganancias.

La demanda tiene a los aficionados en vilo, pero la cuestión fundamental se plantea constantemente. La compensación suele estar supeditada a un acontecimiento futuro, a menudo denominado “desencadenante”: alcanzar un objetivo de ventas, cerrar un trato, vender una cierta cantidad de libros. ¿La parte que realiza el pago tiene la obligación de permitir que se produzca el acontecimiento desencadenante?

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Pensemos en una asociada del sector inmobiliario a la que se le promete una bonificación si alcanza los US$2 millones de ventas anuales. Cuando alcanza los US$1,5 millones, ¿puede la empresa reasignarla a un trabajo de oficina para evitar pagar la bonificación? Probablemente no. Esta conducta pudo haber sido tolerada alguna vez, pero hoy en día la mayoría de los tribunales dirían que la empresa actúa de mala fe si su única motivación es impedir que logre la activación de la bonificación.

Consideremos ahora a un jugador de fútbol profesional que recibirá una bonificación de US$2 millones si está en la lista de su equipo el primer día del año de la Liga Nacional de Fútbol, que normalmente cae en marzo. En febrero, el equipo despide al jugador para evitar el pago de la prima. Si el jugador demanda (o presenta un reclamo), perderá.

¿Cuál es la diferencia entre los casos? El tribunal diría que la asociada y la empresa inmobiliaria firmaron el contrato bajo el supuesto compartido de que ella tendría la oportunidad de intentar ganar la bonificación. La mala fe proviene en violar esa suposición simplemente para evitar pagar la bonificación. El jugador de la NFL, por otra parte, firmó su contrato en un contexto muy distinta: ambas partes sabían que los equipos profesionales suelen prescindir de los jugadores para evitar el pago de las “bonificaciones por nómina”, una práctica que el convenio colectivo parece dar por sentada. Por lo tanto, despedir al jugador para evitar que gane la bonificación no viola ningún supuesto subyacente.

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Los críticos de la norma de “buena fe” la consideran demasiado amorfa, ya que da a los jueces una discreción casi ilimitada para reescribir los acuerdos. Sin embargo, la norma se aplica, y los estudios cinematográficos han sido demandados con éxito más de una vez por incumplirla. Los tribunales californianos han permitido que las demandas avancen incluso por motivos aparentemente abstractos, como la afirmación de que un estudio no consideró de forma justa las películas presentadas en el marco de un acuerdo de desarrollo.

Al igual que los ejemplos del atleta profesional y el asociado de ventas, el caso de Johansson dependerá de la determinación de qué supuestos compartieron exactamente las partes. En su demanda, Johansson alega que las partes entendieron que la promesa contractual de que “Viuda Negra” tendría un “amplio estreno en cines” significaba que la película “permanecería exclusivamente en las salas de cine durante un período de entre 90 y 120 días aproximadamente”. Afirma que éste era el estándar de la industria y la propia práctica de Marvel. Al estrenar “Viuda Negra” en Disney+ al mismo tiempo que ingresaba en los cines, según este argumento, el estudio violó esta suposición compartida.

La buena fe, según Johansson, habría significado negociar un acuerdo antes de cambiar “Viuda Negra” a un lanzamiento simultáneo en cines y la plataforma de vídeo en casa. Señala que Warner Bros., antes de pasar todas las películas de 2021 a un estreno conjunto, desembolsó US$200 millones en acuerdos con varias estrellas cuya compensación estaba vinculada a los resultados de sus películas en los cines. Disney, dice, se negó a discutir el asunto.

Aún así, existe una peculiaridad en la demanda de Johansson. No está demandando a Marvel. Está demandando a Disney, que, según ella, cometió un agravio al inducir a su filial a actuar de mala fe. Otros han señalado lo inusual que es reclamar que una empresa provocara un incumplimiento por parte de su propia subsidiaria -la empresa y la subsidiaria son comúnmente tratadas como una sola entidad-, pero las batallas de Hollywood se desarrollan a lo largo de sus propios caminos peculiares, y cuando el polvo se asienta todos tienen que trabajar en conjunto.

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Para prevalecer bajo la ley de California, Johansson debe demostrar que Disney tenía la intención de inducir a Marvel a actuar de mala fe. La demanda intenta cumplir este requisito en parte argumentando que la remuneración de los altos ejecutivos de Disney depende del crecimiento de Disney+, lo que los pone en contraposición con ella.

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Un comunicado de Disney califica la demanda de “especialmente triste y angustiosa por su insensible desprecio por los horribles y prolongados efectos globales de la pandemia de Covid-19”. Si este planteamiento presagia la defensa legal del estudio, podemos esperar que Disney argumente que su motivo para el estreno conjunto de “Viuda Negra” fue totalmente benigno: evitar inducir a un gran número de asistentes al cine a arriesgarse a la infección en lugar de quedarse a salvo en casa. Tampoco es un mal argumento, aunque los estudiosos modernos podrían replicar que el tribunal debería seguir decidiendo qué parte del contrato debe asumir el riesgo de pandemia.

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En resumen, ambas partes tienen buenos argumentos.

¿Quiere una predicción del resultado? Aquí una: Para el amanecer del otoño en el crepúsculo de septiembre, el caso se habrá resuelto. En una industria tan sensible a la imagen, las disputas legales prolongadas no benefician a nadie. Y dentro de un año, ya sea que las salas de cine vuelvan a estar llenas o se queden vacías, nadie recordará que esta disputa sucedió.