Santiago — Por años el Barrio Yungay ha sido uno de los sectores más bohemios de Chile. Localizado en el centro de Santiago, Yungay fue visitado esta semana por el presidente electo Gabriel Boric y su pareja y futura primera dama, Irina Karamanos, en búsqueda de una casa para vivir.
Hasta ahora no hay confirmación oficial, pero medios locales indican que el futuro mandatario ha visto dos casas -una patrimonial-, una para vivir él mientras gobierne Chile y otra para sus escoltas. Pero no extrañaría que el barrio patrimonial sea el escogido por la próxima pareja presidencial, ya que intentan desmarcarse de los presidentes anteriores que vivieron al oriente de Región Metropolitana, uno de los sectores más acomodados de la capital.
¿Cuál es la importancia del Barrio Yungay?
Hacia 1835 este territorio era conocido como ‘el llanito de Portales’, pues era una propiedad rural de José Santiago Portales y Larraín, padre del entonces ministro de Interior, Relaciones Exteriores y Guerra Diego Portales.
Cuando Portales Larraín murió, este territorio, de unas 350 hectáreas, fue repartido entre sus hijos, quienes años después los entregaron a agencias loteadoras dando espacio a las primeras subdivisiones y urbanizaciones que hubo en Santiago.
Según la información del sitio web Memoria Chilena, de la Biblioteca Nacional de Chile, el territorio recibió el nombre de Yungay al concluir la guerra contra la confederación Perú-Boliviana. “En la década de 1840, la instauración del barrio se vio reflejada en las páginas de algunos periódicos nacionales (...) y se consolidó con la llegada de algunos intelectuales que se asentaron en su territorio, como el profesor y exiliado político argentino Domingo Faustino Sarmiento, el geólogo francés Amado Pissis y el sabio polaco Ignacio Domeyko, quienes otorgaron al barrio Yungay una fisonomía ligada a la residencia de incipientes grupos medios y vinculados al trabajo en el aparato público”.
Uno de los años más determinantes para este territorio fue 1888, cuando se construyó el monumento al roto chileno del escultor Virginio Arias, “que selló al barrio como el sector del “roto” y de la chilenidad dentro de la ciudad”, según Memoria Chilena.
Las clases sociales que se asentaron en Yungay en el siglo XX fueron motivo de inspiración para diversas obras literarias que retrataron la realidad del mundo marginal en el que vivían las clases proletarias, como ocurrió en la obra La sangre y la esperanza (1943) de Nicomedes Guzmán.
La Biblioteca Nacional señala en sus registros que hacia 1950, el barrio Yungay “constituía un mundo aparte en la vida urbana de masas. Su fisonomía provinciana y los lazos comunitarios eran extraños en una ciudad como Santiago y, mientras en otros barrios desapareció el carnaval, en Yungay se celebra hasta hoy, cada 20 de enero”.
El lugar, que es bohemio, melancólico e histórico, es una de las visitas recomendadas para los extranjeros que viajan a Santiago, no solo por su importancia en la conformación de las urbanizaciones en la ciudad, sino también por mantener hasta ahora un aspecto colonial y de antaño, que le hizo merecedor de la denominación de Monumento Nacional por el Consejo de Monumentos Nacionales de Chile en 2009.
Le puede interesar: Menos de la mitad de los chilenos aprobaría nueva Constitución
La sorpresa de los vecinos de Yungay
La visita del presidente electo a Yungay esta semana causó furor entre algunos habitantes del barrio, quienes a través de las redes sociales siguieron los pasos del futuro mandatario y dieron una bienvenida anticipada, reflejando su hospitalidad.
La cuenta de Twitter oficial del grupo de iniciativas por la defensa del Barrio Yungay expresó con entusiasmo la posible selección de Boric de una casona en este lugar para vivir mientras gobierna Chile, todo un cambio en las tradiciones de otros mandatarios. “Lo esperamos, vecino Presidente”, expresaron.
Boric ganó la segunda vuelta el 19 de diciembre, convirtiéndose en el presidente electo con mayor cantidad de votos y el más joven de la historia chilena. El pasado viernes cumplió 36 años, justo un mes antes de que asuma como jefe de Estado. En enero, designó a su próximo gabinete, destacando por nombrar a más mujeres en los ministerios y dando espacio a representantes de diversos partidos políticos.
