Conejitos de Pascua
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La Pascua de 2022 llega esta semana con sus tradiciones habituales de caza de huevos y conejitos de chocolate, pero también con algunas realidades nuevas y amargas.

Un nuevo brote de gripe aviar en los EE.UU. ha acabado con decenas de millones de gallinas en las últimas semanas, provocando un déficit en los huevos que normalmente se venden para teñir y decorar y recordándonos una vez más la vulnerabilidad de nuestro suministro de alimentos. Y aunque no hay escasez de dulces de chocolate en los estantes de las tiendas, los consumidores pagarán más, y estos precios más altos son un presagio de las crecientes cargas ambientales y sociales que ponen en peligro a la industria.

No endulcemos esto: los principales fabricantes de dulces como Hershey Co. (HSY), Mars Inc. y Nestlé SA (NESN) necesitan revisar sus prácticas de producción si quieren seguir alimentando el hábito del chocolate en el mundo. Un buen ejemplo a seguir para estas marcas heredadas es la startup holandesa Tony’s Chocolonely, una de las marcas de chocolate de más rápido crecimiento en los EE.UU. y Europa. Este pequeño chocolatero, con US$110 millones en ingresos en 2021 en comparación con los US$8.900 millones de Hershey, es pionero en prácticas comerciales éticas y métodos agrícolas inteligentes que podrían salvar una industria cada vez más insostenible.

En el corazón del desafío está la producción del ingrediente clave del chocolate, el cacao. Casi el 70% de los granos de cacao del mundo se cultivan en África Occidental, principalmente en Ghana y Costa de Marfil, donde las condiciones cada vez más cálidas y secas están afectando los rendimientos agrícolas y elevando los costos. La deforestación severa va en aumento a medida que los agricultores buscan más tierras cultivables.

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Mientras tanto, la demanda de cacao está aumentando: un informe reciente de la Asociación Nacional de Confiteros muestra que los consumidores devoraron casi US$37.000 millones en dulces en todo el mundo el año pasado, un aumento de más del 10% desde 2020 gracias a las campañas en las redes sociales y al estrés por comer durante la pandemia. La mayor parte del aumento de dulces fue el chocolate, con US$22.000 millones en ventas en 2021.

Hershey es una marca de chocolate heredada que ha visto fuertes ventas recientes mientras siente la presión en su cadena de suministro: después de haber aumentado los precios el año pasado, la compañía anunció recientemente más aumentos en todos sus productos debido en parte al aumento de los costos de los ingredientes.

Sin embargo, el CEO de Tony’s Chocolonely, Henk Jan Beltman, no ha aumentado los precios de sus barras de chocolate desde 2019 y dice que no tiene planes de hacerlo en el corto plazo. He aquí por qué: la compañía ha sido pionera en las relaciones sólidas y los contratos a largo plazo con sus agricultores. Los contratos ofrecen salarios dignos que reducen una tendencia desenfrenada en el trabajo infantil ilegal, así como también ofrecen asistencia a los agricultores a medida que se adaptan a las nuevas presiones ambientales y evitan los efectos devastadores de la deforestación.

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Según un informe reciente de la Universidad de Chicago, más de 1,5 millones de niños están trabajando ilegalmente para producir cacao en África occidental, en parte debido a los bajos precios “en la explotación” de los granos, el precio de mercado establecido por los países de origen, que se mantiene al mínimo bajo la presión de la industria. Beltman me dice que debido a que a los agricultores de cacao no se les permite fijar los precios de sus granos, se crea una “trampa de pobreza” y ha llevado a una forma de esclavitud moderna. Las principales marcas de chocolate han reconocido la crisis del trabajo infantil, pero no han hecho lo suficiente para resolverla.

Exacerbando esta trampa de pobreza está el despojo de los ecosistemas. Costa de Marfil ha perdido más del 80% de sus tierras forestales en los últimos 50 años debido a la tala de árboles para nuevas tierras de cultivo de cacao. Los bosques son esenciales para la salud y la humedad del suelo y las copas de los árboles ayudan a los agricultores a controlar el aumento de las temperaturas.

Un estudio de la Universidad de Harvard encontró que para 2050, vastas áreas de Ghana y Costa de Marfil se volverán inadecuadas para la agricultura a medida que el área se convierta lentamente en un clima desértico. Eso podría reducir la producción mundial de cacao en casi un tercio. Beltman dice que algunos de los productores de cacao de los que se abastece en la región ya han abandonado las tierras de cultivo del norte de Ghana y Costa de Marfil y se han mudado hacia el sur, a las regiones más frías donde las precipitaciones son mejores.

Tony’s Chocolonely ha ideado cinco principios de abastecimiento que guían sus relaciones comerciales con los proveedores de cacao en África occidental con el objetivo de desarrollar la resiliencia climática. El más notable entre ellos: la empresa utiliza un software de mapeo de la cadena de suministro para rastrear todos los granos que compra hasta las fincas de origen, una práctica que le permite a la empresa garantizar la calidad, monitorear las prácticas de cultivo y la salud del suelo y librar su cadena de suministro de mano de obra esclavizada. La compañía también apoya cooperativas de agricultores y ayuda a capacitar a los agricultores en prácticas agroforestales y programas de reforestación que integran fincas de cacao con ecosistemas resistentes y ricos en árboles.

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De manera crucial, la empresa también se compromete a contratos a largo plazo con sus agricultores, asegurando precios que están entre un 25% y un 40% por encima del precio en la finca durante un mínimo de cinco años para que los agricultores puedan invertir en prácticas agrícolas sostenibles y garantizar ganancias a lo largo del tiempo. Estos contratos han beneficiado el resultado final de la empresa: los productos Tony’s Chocolonely tienen un precio marginalmente más alto que el de Hershey, a US$0,81 por onza en comparación con US$0,71 por onza. Sin embargo, Tony’s ha aumentado sus ventas entre un 20% y un 22% cada año desde 2019 hasta 2022, evitando la volatilidad de los precios de mercado en los últimos años que provocó que las grandes marcas anunciaran sucesivas subidas de precios.

Los principios de abastecimiento de Tony’s Chocolonely han tenido tanto éxito que otras marcas de chocolate emergentes, incluidas Jokolade de Alemania y Delicata de los Países Bajos, los han adoptado. Las principales marcas de chocolate del mundo deberían reconocer esta tendencia positiva entre los jóvenes pioneros de la industria y seguir su ejemplo. Cada gran proveedor de chocolate debería firmar tres principios en particular: trazabilidad, capacitación agroforestal y contratos a largo plazo con agricultores que ofrezcan salarios justos para vivir. Sin estas medidas, la industria no puede sobrevivir y mucho menos crecer, en un futuro más caluroso y seco.

Beltman me dijo que lo impulsa una gran conciencia de que “el chocolate es un tipo de producto muy especial, un producto de Willy Wonka (referencia a la fábrica de chocolate de la película), uno que no proporciona a los consumidores las calorías que necesitan, sino las calorías que les encantan”.

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Esto es lo que hace que el chocolate sea el sector adecuado de la industria alimentaria para promover prácticas y productos que mejoren el mundo. Los consumidores deberían estar más dispuestos a apoyar estas marcas con visión de futuro porque el precio más alto está muy bien justificado. De hecho, los consumidores tienen aquí una importante responsabilidad: ser más exigentes con las marcas que compran y garantizar, parafraseando al propio Wonka, que las buenas obras brillen en un mundo que está cansado.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

Este artículo fue traducido por Miriam Salazar