Bogotá — La reduflación consiste en una práctica que se da usualmente en escenarios de alta inflación como los actuales en los que los productores disminuyen la cantidad de un contenido en un artículo que se vende en el mercado manteniendo o inclusive hasta aumentando su valor, lo que genera interrogantes frente a la transparencia de los mismos ya que muchos consumidores no llegan a percatarse.
En momentos en los que la inflación amenaza la economía de los colombianos, los consumidores se vuelcan cada vez más a la búsqueda de opciones de ahorro por medio de tácticas que van desde una mayor omnicanalidad, es decir, que los hogares visitan más puntos de venta para buscar la ecuación que más les convenga en cuanto a costo-beneficio, hasta la diminución del consumo fuera del hogar para alivianar las cargas sobre las finanzas.
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Colombia vive una fuerte subida de precios y la inflación llegó al 11,44% anual en septiembre, impulsada principalmente por los alimentos, marcando su mayor nivel en 23 años.
Un escenario como el actual es propenso para el surgimiento de prácticas como la reduflación, según los expertos, un concepto que ha sido desarrollado por la economista estadounidense y exasistente del expresidente de ese país George W. Bush (2001-2009) Philippa ‘Pippa’ Malmgren .
Existe una reduflación a la que se le denomina táctica, que se da cuando el volumen total de los productos adquiridos se reduce entre un 5% y el 10%, de acuerdo a información divulgada por BBVA.
Esta práctica, denominada también como la inflación silenciosa, ha sido adoptada por parte de marcas “para evitar ser menos competitivas y tener pérdidas”, explica a Bloomberg Línea la abogada de la firma de investigación de productos de consumo Educar Consumidores, Diana Vivas.
La especialista indica que esta práctica, por lo general, surge “cuando ha habido un aumento en el precio de los insumos o cuando el poder adquisitivo de la moneda se ha perdido” para que los consumidores sigan adquiriendo un producto o servicio.
“Y nosotros desde Educar Consumidores creemos que también pueden estar afectando la calidad de los productos. Pueden a veces incluso mantener el mismo gramaje o el mismo peso, pero los ingredientes que utilizan son distintos y de menor calidad”, dice.
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Aclara además que esto, per se, no representa una violación de los derechos de los consumidores, pero lo que sí es cuestionable es que no informen lo que está pasando.
“Los compradores tienen derecho a tener información clara, precisa, comprensible, suficiente. Todas las características expresas del Estatuto del Consumidor que hacen que la información sea veraz y que tenga que ser siempre real y constatable, pero si los productores han cambiado, bien sea el peso del producto o la calidad del mismo y no lo informan, estarían violando ese deber que tienen hacia los consumidores”, apuntó.
Cuestionada acerca de si este fenómeno se estaría produciendo en Colombia, contestó que no hay casos puntuales que se hayan constatado, pero sí quejas a nivel nacional de consumidores que han notado presentaciones diferentes.
“Por ejemplo, ahora venden diferentes opciones de leches, que antes tenían un litro y ahora vienen 800 mililitros o cuestiones así, pero se mantiene el precio del litro. Eso se ve, y se ve en todo el país. O pasa también mucho en las panaderías y en los restaurantes, donde sí entran a modificar las condiciones de calidad de los productos”, aseguró.
Sobre cómo actuar frente a estos casos, desde Educar Consumidores señalan que los colombianos pueden comunicar estos casos ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), pero reconoce que es difícil que se produzcan sanciones en la medida en la que la reduflación no es una práctica ilegal.
“Puede haber una sanción por parte de los consumidores al dejar de consumir el producto o una divulgación masiva de quejas y que eso haga que los productores primero, den la información requerida, y segundo, ver de qué manera pueden evitar incurrir en estas prácticas, pero no es que haya una sanción oficial como tal al respecto (…) a menos obviamente de que la información fuera confusa, engañosa y demás, ahí sí podría pensarse en sanciones”, complementa Diana Vivas.
“Otra cosa que podría hacer la SIC en Colombia es llamar la atención a los productores para que informen en las condiciones en las que están obligados cuando se han visto en la necesidad de disminuir la cantidad del producto que ofrecen, pero mantener el mismo precio. O incluso si han tenido que afectar la calidad del producto”, ahondó.