Bogotá / Caracas — Gustavo Petro y Nicolás Maduro se reunieron en Caracas, Venezuela, por quinta vez en un año y anunciaron que los equipos de gobierno de los dos países trabajarán por concretar alianzas para las empresas estatales de petróleo en los dos países.
Los presidentes de Colombia y Venezuela hablaron de llevar a cabo un plan de integración energética de doble vía que favorezca a los dos países. “Es muy probable que Ecopetrol se vuelva socia de PDVSA en explotación de campos de gas en Venezuela y de campos de petróleo”, explicó Petro.
Además, el mandatario colombiano, opositor a las nuevas tareas de exploración petrolera en Colombia, sostuvo desde Caracas que “traeremos de Venezuela energías que aún subsisten y materias primas para hacer más barata la gasolina colombiana y para sustentar la transición de las energías limpias a través del gas”.
Aunque a su llegada al Gobierno Petro y su equipo hablaron de una transición energética posible en 10 años, la realidad fiscal de Colombia lo ha llevado a matizar esa postura y a hablar de un proceso ordenado.
La economía venezolana, por su parte, depende en gran medida de los ingresos del petróleo, sobre todo ahora que ha recibido de Estados Unidos una licencia para que PDVSA pueda operar al margen de las sanciones internacionales.
Petro visitó Caracas junto con el canciller, Álvaro Leyva; la primera dama, Verónica Alcocer; el ministro de Energía y Minas, Andrés Camacho; la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad; y la directora de Prosperidad Social, Laura Sarabia.
De toda la delegación sorprendió el nombre de Sarabia quien tras un escándalo por el origen de dineros desaparecidos de su casa y el presunto abuso de poder en las averiguaciones para determinar que sucedió, vuelve tener relevancia dentro del Gobierno.
Colombia y Venezuela habían roto relaciones en 2019, durante el Gobierno de Iván Duque, pero las volvieron a retomar nada más llegar Petro al poder, hace poco más de un año.
El presidente colombiano ha dicho en esta ocasión que alejarse del país vecino fue “una profunda estupidez”, solo posible “cuando la ideología y el sectarismo anegan el alma y el corazón”.
También señaló que “en muchas partes del mundo hay experiencias en donde a pesar de las distancias ideológicas, coyunturales y personales de los mandatarios, nunca dejan que se rompan las relaciones, nunca jamás cometen la tontería de paralizar sus flujos comerciales”.
