Bloomberg Línea — Tras meses de tensiones, Washington y Beijing alcanzaron un acuerdo que marca una tregua en uno de los frentes más estratégicos, las tierras raras, en un intento por contener riesgos de suministro y estabilizar industrias sensibles como defensa, energía y tecnología.
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La discusión entre Beijing y Washington representa un respiro para industrias clave en ambos países, pero también una señal de que el debate por el futuro de estos recursos apenas comienza.
El compromiso, anunciado tras una cumbre entre Donald Trump y Xi Jinping, en Busan, busca evitar un shock de suministro inmediato que podría haber afectado sectores como defensa, electrónica, movilidad eléctrica y energía renovable.
La Casa Blanca, por su parte, acordó frenar la expansión de sanciones sobre empresas chinas, lo que indica un interés común en evitar una escalada. Aun así, el trasfondo del acuerdo revela la vulnerabilidad estructural de Occidente ante el dominio chino en el procesamiento y refinado de tierras raras, y reaviva el interés de los inversionistas por los productores no chinos.
BCA Research sostiene que, pese a la tregua acordada entre Washington y Beijing, el escenario sigue siendo propicio para los productores no chinos. La pausa de un año en el régimen de licencias anunciado por China no elimina el riesgo estructural, pero ofrece una ventana de oportunidad para que otros actores aceleren su posicionamiento.
“La desvinculación entre EE.UU. y China y las interrupciones en el suministro de tierras raras han creado una oportunidad única para que los mineros y refinadores fuera de China escalen la producción y alcancen la rentabilidad”, explican sus estrategas.
El banco señala que, aunque el proceso será largo, costoso y lleno de desafíos, el respaldo gubernamental eleva sustancialmente las probabilidades de éxito.
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Una industria estratégica que gana escala
El interés por este sector no es trivial. Según BCA, el 70% de la producción global de tierras raras provino de China en 2024, con una cifra estimada de 270.000 toneladas métricas, más del doble que cinco años atrás.
Estados Unidos, en comparación, produjo unas 45.000 toneladas, lo que representa apenas el 11,5% del total. Aunque posee el 2% de las reservas globales, el país carece aún de una cadena integrada de suministro y sigue dependiendo de China para el refinado y la fabricación de imanes permanentes.
El potencial de crecimiento es claro. BCA destaca que “la demanda global de elementos de tierras raras para imanes se ha duplicado desde 2015, superando las 90 kilotoneladas en 2024”.

BCA Research destaca que, si bien China mantiene una posición dominante en las fases de procesamiento y refinado, países como Brasil están bien posicionados para abastecer materias primas críticas. “Brasil podría desempeñar un papel importante como fuente alternativa de concentrados de tierras raras, especialmente a medida que aumentan las inversiones en exploración en América Latina”, afirma el informe.
Gran parte de ese crecimiento se explica por la expansión de los motores eléctricos para vehículos, cuya participación en el consumo total de estos materiales podría pasar del 9% actual al 25% en 2050, de acuerdo con proyecciones de la Agencia Internacional de Energía citadas en el informe.
Además, los sectores más expuestos a una interrupción del suministro son los fabricantes de automóviles, de motores industriales, la industria aeroespacial, los centros de datos de inteligencia artificial y los desarrolladores de energía eólica marina.
Estos sectores dependen de elementos como neodimio, praseodimio, disprosio y terbio, utilizados en imanes, aleaciones, baterías y dispositivos ópticos. “Las tierras raras son insumos críticos para una amplia gama de tecnologías avanzadas de defensa y uso civil”, recuerda BCA.
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Acciones para aprovechar el acuerdo
Desde el punto de vista bursátil, MP Materials se perfila como el principal beneficiario en Estados Unidos. La compañía opera la mina de Mountain Pass, en California, la única instalación activa de producción de tierras raras en el país.
“MP Materials es el mayor productor de tierras raras en EE.UU., y ha recibido más de US$439 millones en subvenciones del Departamento de Defensa desde 2020”, recuerda BCA Research.
El organismo destaca además que la empresa incrementará su capacidad de producción de imanes diez veces hacia 2035, lo cual refuerza su atractivo como vehículo de exposición directa.

También sobresale Lynas Rare Earths, con operaciones en Australia y una fuerte presencia en el mercado estadounidense. Según BCA, el Departamento de Defensa ha canalizado fondos hacia su filial Lynas USA para el desarrollo de capacidad de separación de elementos pesados, un eslabón crítico en el que Estados Unidos aún depende casi totalmente de China.
Otra firma destacada es USA Rare Earth, enfocada en el desarrollo del yacimiento Round Top en Texas, que concentra elementos pesados estratégicos como disprosio y terbio.
“En enero de 2025, USA Rare Earth produjo su primera muestra de óxido de disprosio, purificada al 99,1% en su centro de investigación en Colorado”, indica BCA. Si bien se trata de una etapa aún incipiente, el avance tecnológico es significativo para el futuro de la cadena de suministro local.
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De forma complementaria, los ETF como REMX, DMAT (Global X Disruptive Materials) o SETM (Sprott Critical Materials) ofrecen alternativas diversificadas, aunque no están exentos de exposición parcial a empresas chinas.
El REMX, en particular, concentra su portafolio en compañías que producen, refinan o reciclan tierras raras, y su desempeño ha superado ampliamente al S&P 500 este año.
La consultora advierte, sin embargo, sobre la volatilidad del sector. “Los mineros de tierras raras acaban de disfrutar de un fuerte repunte, por lo que es probable un período de consolidación. Cualquier señal de tregua entre EE.UU. y China podría provocar una toma de ganancias”, dice.

También alerta que una política monetaria más restrictiva o un cambio de postura de Beijing, como inundar el mercado con oferta barata, podría hacer retroceder el entusiasmo actual.
Aun con estos riesgos, el escenario estructural se mantiene favorable. “Seguimos siendo alcistas en el sector en un horizonte de inversión estratégico”, concluye BCA. La presión política para reducir la dependencia de China, el respaldo fiscal y el crecimiento sostenido de la demanda en sectores como inteligencia artificial, defensa y vehículos eléctricos, consolidan a las tierras raras como un activo clave en el nuevo orden geoeconómico.









