Bloomberg — Una semana de negociaciones de las Naciones Unidas sobre un tratado para poner fin a la contaminación mundial por plástico se cerró el viernes con muchas ideas y pocas decisiones, mientras los participantes comienzan el trabajo necesario para producir el primer tratado jurídicamente vinculante sobre el tema a finales de 2024.
La reunión celebrada en la ciudad costera de Punta del Este (Uruguay) fue la primera de una serie de sesiones previstas en las que participarán 160 países. En la apertura de las negociaciones, el presidente peruano Gustavo Meza-Cuadra afirmó que el eventual acuerdo sería “el tratado medioambiental internacional más significativo de los últimos años”. En un tuit el último día de la reunión, el Secretario General de la ONU, António Guterres, calificó los plásticos de “combustibles fósiles en otra forma”.
Las ideas compartidas por los delegados a lo largo de la semana incluían llamamientos a la prohibición de las sustancias tóxicas en los plásticos y a la reducción de su producción y uso. Los grupos de la industria del plástico han pedido que se haga hincapié en el reciclado, mientras que la limitación de la producción de plástico virgen fue respaldada por empresas como Unilever y Nestlé, dos de las que más residuos plásticos generan, según las auditorías realizadas por el grupo de campaña Break Free From Plastic.
Pero el contenido exacto del acuerdo aún está por determinar, y la primera semana de negociaciones estuvo dominada por cuestiones de procedimiento sobre las modalidades de votación y el modelo que debería seguir el tratado.
Este último punto ya se ha convertido en motivo de disputa, ya que los activistas tratan de evitar que se repita el Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático, que permite a los países establecer sus propios objetivos y planes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Estados Unidos y Arabia Saudí abogan por adoptar un enfoque similar con un tratado mundial sobre los plásticos. Otros países, como la Unión Europea, el anfitrión Uruguay y los pequeños Estados insulares especialmente afectados por el problema del plástico oceánico, abogaron por un conjunto global de normas que incluya controles sobre la producción.
Los grupos ecologistas afirmaron que si no se establecen normas globales, el acuerdo será más débil. “Realmente no hemos visto mucho éxito en el Acuerdo de París”, dijo Chris Dixon, líder de la campaña sobre los océanos de la ONG británica Environmental Investigation Agency. “Entonces, ¿por qué demonios estaríamos tratando de negociar un nuevo convenio que está modelado en algo que esencialmente ha sido un fracaso?”. Dixon afirmó que se necesita un “objetivo global común”.
En un comunicado, Eirik Lindebjerg, responsable de la política mundial sobre plásticos de WWF, calificó la reunión de “comienzo prometedor”, y añadió: “La próxima fase de las negociaciones será más difícil, ya que los países deben ponerse de acuerdo sobre las medidas técnicas y las normas”.
Está previsto que los negociadores vuelvan a reunirse en abril de 2023 en París.
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