Bloomberg — Una coalición de derechas tiene una fuerte oportunidad de gobernar Italia tras las elecciones que tendrán lugar el próximo otoño boreal, pero quien suceda a Mario Draghi como primer ministro se enfrenta a una tarea de enormes dimensiones.
Los partidos ya se han lanzado a su primera campaña electoral durante el verano italiano, y las encuestas muestran que los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni y el Partido Democrático de Enrico Letta están en cabeza. Pero gracias al sistema de coaliciones italiano, el bloque de Meloni podría obtener una sólida mayoría en el Parlamento. Eso si no se producen cambios importantes antes de la votación del 25 de septiembre. Las turbulencias de los mercados, la guerra de Ucrania y la imprevisibilidad de la política podrían dar lugar a un acontecimiento de este tipo.
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La nueva administración no entrará en funciones antes de principios de noviembre, como muy pronto, y su primera tarea será aprobar una ley presupuestaria antes de finales de año. También tendrá que ocuparse de una larga lista de asuntos pendientes, como la venta de Banca Monte dei Paschi di Siena SpA (BMPS) y la fusión de la red de la compañía telefónica Telecom Italia SpA (TIT). Además, tendrá que asegurar a sus socios internacionales que no se desviará del firme apoyo de Draghi a Ucrania, que completará las reformas para asegurarse el siguiente tramo (de 21.800 millones de euros (US$22.300 millones)) de los fondos de ayuda de la Unión Europea y que negociará nuevas normas presupuestarias para la zona del euro.
Italia se enfrenta al triple reto planteado por la creciente inflación, el aumento de de las tasas de interés y la posible escasez de energía. En este sentido, puede ser difícil para el sucesor de Draghi igualar la trayectoria del exjefe del Banco Central Europeo, que firmó acuerdos energéticos con varios países y garantizó un crecimiento por encima de las previsiones, al tiempo que mantenía la deuda a la baja.
Incluso dentro de las coaliciones, los partidos están divididos y pueden tener dificultades para llegar a un acuerdo sobre el nuevo gobierno y sus políticas. Aunque las posiciones siguen siendo fluidas con dos meses de campaña por delante, a continuación se exponen las posiciones de partida:
Ventaja de la derecha
Coalición de derechas
Los Hermanos de Italia de Meloni se beneficiaron de ser el único partido importante que se oponía a Draghi, mientras que la Liga de Matteo Salvini, contraria a la inmigración, y Forza Italia de Silvio Berlusconi eran parte de la coalición gobernante. Pero el bloque volvió a unirse cuando la Liga y Forza Italia decidieron retirar su apoyo y provocar elecciones anticipadas.
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Una coalición de derechas podría obtener alrededor del 60% de los escaños del próximo parlamento, según los cálculos de YouTrend y Cattaneo Zanetto & Co. Meloni sería probablemente la candidata a primera ministra si su partido Hermanos de Italia quedara significativamente por delante de sus socios.
Pero una estrecha ventaja y las divisiones de la coalición podrían abrir la puerta a otros, incluidos antiguos ministros como Letizia Moratti y Giulio Tremonti.
Los partidos de derechas probablemente harán campaña con una mezcla de generosidad fiscal y políticas nacionalistas, lo que podría inquietar a los mercados y provocar una lucha con socios de la UE. Marco Protopapa, de JPMorgan, ve “un potencial considerable de conflicto con la UE, aunque ya no por las preocupaciones de una salida de la UE por parte de Italia, sino por una aversión declarada a la restricción fiscal y a algunas reformas”.
Salvini prometió el jueves rebajar la edad de jubilación y anular los impuestos del pasado, mientras que Meloni prometió más gastos para amortiguar a las familias y a las pequeñas empresas del impacto del aumento de los costes energéticos. Berlusconi también prometió subir las pensiones.
Mientras que un gobierno de derechas probablemente adoptará políticas de inmigración restrictivas como las promulgadas por Salvini cuando era ministro del Interior en 2018-19, podrían surgir divisiones sobre las posturas internacionales. Meloni ha tenido cuidado de posicionarse como pro-OTAN y pro-Ucrania en continuidad con Draghi, mientras que Salvini y Berlusconi han criticado las entregas de armas a Kiev e históricamente han tenido fuertes lazos con el presidente ruso Vladimir Putin.
Partido Democrático
El Partido Democrático fue el más firme defensor de Draghi y su líder, Letta, ya está intentando hacer campaña con una promesa de continuidad con las políticas del primer ministro saliente.
Los demócratas han estado casi continuamente en el poder desde 2011. Pero su camino hacia la victoria se ha estrechado después de que el Movimiento Cinco Estrellas desencadenara la crisis que llevó a la destitución de Draghi, lo que hace improbable una alianza.
Aun así, Letta apuesta por que los votantes decidan castigar a los políticos que dieron la espalda a Draghi. Una opción para él es buscar el apoyo de una constelación de partidos centristas más pequeños, incluyendo Italia Viva de Matteo Renzi y Azione de Carlo Calenda, así como de antiguos aliados de Berlusconi que abandonaron su partido en protesta por la decisión de deshacerse de Draghi.
Cinco Estrellas
Giuseppe Conte, predecesor de Draghi como primer ministro, inició la crisis boicoteando una votación de confianza la semana pasada. Pero, por el momento, tiene pocas posibilidades de ganar unas elecciones anticipadas, ya que los sondeos indican que el Cinco Estrellas obtendría menos de un tercio de los votos que tuvo en las elecciones de 2018.
Conte está tratando de dirigir el movimiento hacia la izquierda, al tiempo que reaviva sus raíces antisistema y antieuropeas. También quiere centrarse en el gasto social y apela a las conversaciones con Rusia en lugar de armar a Ucrania. Pero el Cinco Estrellas sigue profundamente dividido, especialmente tras la salida del ministro de Asuntos Exteriores Luigi di Maio, un líder incendiario convertido en leal a Draghi.
Con la asistencia de Giovanni Salzano.