Buenos Aires — La deuda pública de la Argentina sigue creciendo y marcó un nuevo máximo histórico. Superó por primera vez en junio los US$400.000 millones luego de escalar casi US$5.000 millones respecto del mes anterior, por lo que alcanzó niveles del 63,8% del PBI.
Según detalló ayer la Secretaría de Finanzas, el stock de deuda bruta ascendió a un monto total equivalente a US$403.809 millones en el sexto mes del año. De esta manera, acumuló un incremento de US$25.291 millones (6,7%) respecto de los US$378.518 millones de junio del año anterior, y de US$90.000 millones (24,5%) desde que Alberto Fernández asumió la presidencia, en diciembre de 2019.
Con respecto al mes anterior, argumentó la Secretaría de Finanzas, la deuda en situación de pago normal aumentó en el equivalente a US$4.960 millones, representando un aumento mensual del 1,24%. “La variación se explica por el decrecimiento de la deuda en moneda extranjera en US$1.852 millones y el aumento de la deuda en moneda local por un monto equivalente en dólares de US$6.812 millones”, señaló a través del Boletín mensual de deuda.
Pese a ello, la mayor parte de la deuda pública del país continúa en moneda extranjera. Según datos de la consultora Romano Group, el 35,5% corresponde a deuda en moneda local y el 64,5% restante a deuda en moneda extranjera.
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Sostenibilidad y composición de la deuda
Más allá de este nuevo máximo alcanzado, para Adrián Yarde Buller, economista jefe de Facimex Valores, no parece haber un problema de sostenibilidad de la deuda. “No veo que haya un problema desde el punto de vista del peso de la deuda, especialmente al mirar su composición. La deuda está por debajo del 65% del PBI, un nivel moderado pero manejable”, señaló.
El economista incluso recordó que “cerca de la mitad de esa deuda está en poder de agencias del propio sector público, por lo que la deuda neta en realidad es mucho más baja y hay muchos grados de libertad para administrarla”. Y al respecto también añadió: “Cerca del 20% de la deuda está en poder de organismos bilaterales y multilaterales, por lo que su riesgo de rollover también es relativamente bajo siempre que Argentina pueda mantenerse dentro del marco acordado con los distintos acreedores”.
El tercio restante, marcó, está en poder de privados, por lo que sí cree que “tiene riesgo real de rollover, aunque está claro que es un nivel de exposición relativamente bajo”.
Ante este panorama, Yarde Buller sumó que “viendo estos números, está claro que las dudas alrededor de la sostenibilidad de la deuda de Argentina están mucho más ligadas al sendero que seguirá la política fiscal que a la carga o la composición del stock de deuda”.
Todos los caminos conducen al déficit fiscal
El economista Nicolás Gadano también hizo hincapié en la parte fiscal. Consultado al respecto, expresó que más allá de la sostenibilidad de esta deuda, a la que habría que evaluar en el marco de un programa económico, “estas estadísticas del Tesoro muestran que si seguís teniendo déficit fiscal sistemático, la deuda va a crecer”.
Similar mensaje dejó Juan Ignacio Paolicchi, economista de Empiria. “En un país con déficit, el exceso de gastos se financia con deuda o con emisión monetaria. Y como los canales de emisión por utilidades están restringidos, este Gobierno se financió con deuda, especialmente en el mercado local cautivo por un cepo cada vez más duro que contiene los pesos dentro de Argentina”, expresó.
De hecho, añadió Paolicchi, “con este Gobierno, el ritmo de crecimiento de la deuda fue el más alto desde principios de la década del 2000″. Y recordó que la actual gestión “aumentó la deuda con el FMI, no canceló deuda en dólares y aumentó a un ritmo récord la deuda en pesos”.
Según cálculos de Romano Group, mientras la deuda en moneda extranjera trepó 4%, durante la actual gestión la deuda en moneda local acumula un incremento del 99%.