Bloomberg — El año pasado, las principales economías del mundo incrementaron su gasto en combustibles fósiles, ya que las amenazas a la seguridad energética y subvenciones mal diseñadas perjudicaron esfuerzos para cumplir los objetivos climáticos, según un nuevo estudio de la OCDE y la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Las ayudas gubernamentales al petróleo, el gas y el carbón casi se duplicaron hasta alcanzar los US$697.000 millones en 2021, según el estudio, publicado este lunes. Y es probable que los subsidios al consumo aumenten aún más en 2022 debido al mayor uso de la energía y al aumento de los precios de los combustibles, escribieron las entidades.
“La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha provocado fuertes aumentos en los precios de la energía y ha socavado la seguridad energética”, dijo en un comunicado el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann. “Sin embargo, importantes aumentos en los subsidios a los combustibles fósiles fomentan un consumo derrochador, aunque no necesariamente llegan a los hogares de bajos ingresos”.
La OCDE dijo que está instando a los gobiernos a adoptar medidas que “protejan a los consumidores de los impactos extremos de las cambiantes fuerzas geopolíticas y del mercado de una manera que nos ayude a mantenernos en el camino hacia la neutralidad de carbono, así como la asequibilidad y seguridad energética”.
Los subsidios a los combustibles fósiles son un “obstáculo para un futuro más sostenible, pero la dificultad que enfrentan los gobiernos para eliminarlos se pone de relieve en tiempos de precios altos y volátiles de los combustibles”, dijo el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas estima que el planeta podría estar en camino de aumentos de temperatura del doble del límite establecido en el acuerdo climático de París. Eso podría resultar en una catástrofe climática con el potencial de convertir gran parte del planeta en inhabitable.
“Un aumento en la inversión en tecnologías e infraestructura de energía limpia es la única solución duradera a la actual crisis energética global y la mejor manera de reducir la exposición de los consumidores a los altos costos del combustible”, señaló Birol.
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