A dos meses de devaluar, la competitividad del peso cayó a su nivel más bajo en seis años

El Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral está en valor más apreciado desde diciembre de 2017. El efecto de la devaluación fue devorado por el alza de precios

Sergio Massa y Miguel Pesce
30 de octubre, 2023 | 05:10 AM

Buenos Aires — La devaluación llevada a cabo el 14 de agosto de 2023, horas después de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, generó una disparada tal de precios que, en tan solo 45 días, el tipo de cambio estaba más apreciado que antes del salto. Para colmo, la decisión del equipo económico del Gobierno de mantener el dólar oficial en $350 hasta el día posterior a las elecciones hará que la competitividad cambiaria se siga deteriorando más en los próximos 25 días.

Hacia fines de octubre, el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM), que compara al peso con una canasta de monedas con las que comercia Argentina, tocó su valor más bajo en seis años. Es decir, su menor nivel de competitividad. Al cierre del 26 de octubre se posicionó en 86,50. Para encontrar un peso tan apreciado hay que viajar a junio de 2017.

Además, con una inflación viajando en dos dígitos mensuales y un dólar fijo hasta el balotaje, es posible que para el 19 de noviembre el tipo de cambio oficial esté casi tan caro como hacia finales de 2015, cuando Cristina Kirchner pisó el dólar para que el Frente Para la Victoria llegue bien parado a los comicios presidenciales.

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“El Tipo de Cambio Real Multilateral se estuvo apreciando a un ritmo diario promedio del 0,31% en los últimos 20 días”, destacó un informe de Facimex Valores. El documento, señaló también: “Si esta dinámica se mantuviera en los 23 días restantes hasta el viernes 17 de noviembre, en la antesala del balotaje, el ITCRM llegaría en niveles consistentes con un tipo de cambio oficial en $326 a precios actuales”.

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Según marca el estudio, esta cifra marcaría el menor nivel desde el 16 de diciembre de 2015 ($296 a precios actuales), día previo al levantamiento de los controles de capitales implementado por el gobierno de Mauricio Macri (+36% a $403 a precios actuales).

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Cómo revertir la tendencia en 2024

Pero el ancla cambiaria no puede durar para siempre y en algún momento el tipo de cambio deberá soltarse. De lo contrario, la apreciación de la moneda le quitará toda competitividad al país y atentará contra el ingreso de divisas. La duda es cómo tomar esta decisión sin que implique repetir la última experiencia, en la que el traslado a precios no tardó en consumirse la competitividad ganada tras el salto.

Ante este interrogante, Martín Vauthier, economista de Anker Latinoamérica, reflexionó: “Para que la devaluación no se traduzca en una carrera nominal que consuma rápidamente la ganancia del tipo de cambio real, se necesita un programa económico creíble. Un anclaje de expectativas, para que en simultáneo a la devaluación se dé una compresión en la brecha cambiaria que permita reducir el pass through (traspaso a precios)”.

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Para Vauthier es fundamental “anclar expectativas” y “recuperar la demanda de dinero”, algo que “no pasó en la última devaluación”.

El ejecutivo de Anker Latinoamérica sostuvo que la acumulación de reservas será clave para medir el grado de éxito de la próxima administración.

La alternativa es seguir desdoblando, pero eso ya esta agotado. Deberían replantear todo el esquema de desdoble”, sostuvo a su vez Gabriel Caamaño, director de la consultora Ledesma y de Outlier.

Plan de estabilización

Por su parte, Santiago Manoukian, de la consultora Ecolatina, planteó que para no repetir la misma historia se necesita “un programa de estabilización”. Frente a ello, Manoukian planteó las distintas aristas que debería tener el mismo:

  • Cambiaria: “Partiendo de un exiguo nivel de reservas, estricto control de capitales y múltiples distorsiones (tipos de cambio múltiples, brecha), el esquema cambiario actual obtura el funcionamiento de la economía, desalinea los incentivos económicos y constituye uno de los principales elementos a ser reformulado de cara a recuperar el acceso al mercado de crédito internacional y al sendero de crecimiento y desarrollo sostenido. Esto implicará que, de mínima, la próxima administración deberá encarar una apertura gradual del cepo cambiario. De máxima, una apertura total”.
  • Precios: “El piso elevado que dejará 2023, sumado a cierto combustible que puede sumar el ordenamiento del frente cambiario y de precios relativos hace que el despliegue de medidas simultáneas y coordinadas apuntadas a atacar las causas y cortar la inercia inflacionaria sean imperiosas en pos de estabilizar el frente nominal. En este sentido se destacan dos componentes principales que seguramente estarán presentes en cualquier agenda de 2024: una limitación fuerte del financiamiento monetario del déficit (de mínima porque ya está contenida en el actual programa con el FMI, y de máxima con una reforma monetaria tendiente a darle independencia al BCRA respecto al Ejecutivo); y medidas de estabilización destinadas a frenar la inercia (de mínima acuerdos de precios).
  • Frente fiscal: “Dado que se eliminaría la asistencia monetaria del BCRA y que no se tendría garantizado el crédito externo, la agenda exigiría ir rápidamente hacia al menos el equilibrio fiscal (de mínima equilibrio primario, de máxima superávit fiscal), lo cual es a su vez un componente central de las medidas de estabilización de la inflación y de la credibilidad necesaria para desmantelar las restricciones cambiarias. Esto implicará que difícilmente pueda avanzarse con una baja considerable de impuestos, al menos en 2024″.

Además, Manoukian subrayó que el relajamiento en las restricciones cambiarias tiene que estar acompañado por medidas de estabilización, a fin de evitar una espiralización inflacionaria que instale la nominalidad en escalones superiores sin llegar a producir cambios reales. Esto se encuentra ligado al frente de los precios y al frente fiscal.