Bogotá — Las autoridades económicas colombianas vienen repitiendo el mensaje de que la inflación “ya fue controlada”, que entró en senda descendente y que es hora de revisar el nivel de las tasas de interés.
Sin embargo, ese mensaje puede haber calado en las calles del país, pero no entre los agentes del mercado colombiano, que, contrario al mensaje que transmiten el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, y el presidente, Gustavo Petro, no dan señales de estar viendo la inflación controlada.
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Persista el desanclaje
Una de las variables que la Junta Directiva del Banco de la República revisa antes de tomar decisiones de política monetaria es el comportamiento de las expectativas de inflación.
Pueden existir escenarios en los que la inflación actual esté por fuera del rango que maneja la autoridad monetaria, pero que a pesar de ello el mercado crea que en horizontes de 12, 18 y 24 meses, la inflación va a regresar a la meta que tiene definida el banco central.
Ese no es el caso colombiano, pues no solamente la inflación actual es de 11,43%, es decir, casi 4 veces la meta (3%), sino que las expectativas a todos los horizontes de tiempo están por fuera del rango de 2% a 4% que tiene definido el Emisor.
A eso se le conoce como “desanclaje de las expectativas de inflación”, y los expertos ven poco probable que mientras las expectativas estén por fuera del rango y sin señales claras de convergencia a la meta, la autoridad monetaria no va a tocar los tipos de interés.
Expectativas al alza
En agosto el presidente Petro celebró que por quinto mes consecutivo la inflación acumulada de 12 meses fue inferior a la del mes anterior y llegó a 11,43%.
Si bien ese es un dato positivo, la reducción que se viene dando está siendo más lenta de lo que los banqueros centrales, el Gobierno y los analistas económicos quisieran.
De hecho, ese ritmo menor al que se quiere, junto con los riesgos que enfrenta la economía para el segundo semestre, es el que ha hecho que las expectativas vuelvan a subir.
La más reciente encuesta de expectativas del Banco de la República muestra que las expectativas vienen aumentando para todos los horizontes.
Para el cierre de este año el mercado está proyectando que los precios terminen con un aumento del 9,55%, en línea con lo que tiene estimado el Ministerio de Hacienda, pero por encima de lo que había proyectado un mes atrás.
Al revisar lo que espera el mercado para la inflación de septiembre de 2024 se observa que esta sería de 6,05%, mientras que la expectativa a un año que tenía en agosto indicaba que esta se ubicaría en el 6,04%.
Uno de los mayores cambios en las expectativas está en la de diciembre de 2024. En la consulta que le hizo el banco central a los analistas en agosto se esperaba que fuera de 4,97% y en la versión actualizada de dicha encuesta el mercado espera en promedio que se ubique en el 5,23%.
Por último, la expectativa a 2 años, es decir, a septiembre de 2025 ubica la inflación en 4,14%, por fuera, pero muy cerca de entrar al rango meta de la autoridad monetaria, no obstante, un mes atrás la expectativa era de 4,04%, es decir, se está alejando de nuevo.
Colombia se aleja de LatAm
Al igual que ocurrió cuando los países de la región comenzaron a subir tasas de interés, Colombia parece vivir un capítulo aparte. Si bien su economía comienza a dar señales de requerir un estímulo, el comportamiento de los precios no abre la puerta para que así ocurra.
Países como Chile, Brasil, México y Perú ya comenzaron a ajustar sus tasas de política monetaria con el propósito de estimular su actividad económica, pero Colombia no entrará por ahora en esa dinámica por cuenta del comportamiento de los precios.
El mercado no está esperando cambios en la tasa de política monetaria en septiembre, el primero, de acuerdo con el promedio de los analistas, se vería en octubre, y a diferencia de cómo lo han hecho los países de la región, el recorte sería de apenas 25 puntos básicos.
En diciembre podría acelerar el ritmo a 50 puntos base, pero hay analistas que no esperan el primer movimiento de tasas antes de marzo del próximo año.
Sin duda la inflación futura será clave para determinar si las expectativas corrigen y se abre la puerta a la reducción de tasas, pero también habrá que monitorear el comportamiento de la inflación básica, otro de los factores que no deja tranquilos a los integrantes de la Junta del Emisor.