¿Quieres hacerte un tatuaje? Tal vez no sea malo para tu carrera

Más de la mitad de los empleados de EE.UU. dicen que lo que se considera “profesional” ha cambiado desde el comienzo de la pandemia

Un artista del tatuaje con una máscara protectora trabaja limpia el brazo de un cliente en un salón de tatuajes en Atlanta, Georgia, Estados Unidos, el viernes 24 de abril de 2020. Fotógrafo: Elijah Nouvelage/Bloomberg
Por Jo Constantz
24 de julio, 2022 | 11:47 AM

Bloomberg — Cada vez son más las personas de entre 20 y 30 años que lucen tatuajes. Inevitablemente, esto también significa que hay más tinta en los lugares de trabajo, además de que la pandemia ha dado paso a entornos laborales más informales y las normas sociales sobre el arte corporal están empezando a cambiar lentamente.

Según una investigación realizada por LinkedIn que se compartió con Bloomberg News, alrededor del 60% de los empleados estadounidenses dicen que la definición de lo que se considera “profesional” ha cambiado desde el comienzo de la pandemia, y la gran mayoría dice que ha cambiado para mejor.

Esto es especialmente cierto para las generaciones más jóvenes. El estudio, basado en una encuesta realizada a unos 2.000 trabajadores, mostró que la generación Z es la menos propensa a creer en el aspecto “tradicionalmente profesional” en la oficina: menos del 40% de los trabajadores del grupo piensan que hay que mantener una apariencia “conservadora” que incluya mantener tatuajes cubiertos.

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Las cifras coinciden con el aumento de personas entre las generaciones más jóvenes tatuadas. Más del 40% de los millennials tienen tatuajes, según una encuesta de Ipsos publicada el año pasado, en comparación con los baby boomers, cuya cifra asciende a 13%.

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En el caso de las empresas creativas, el estudio revela que los tatuajes de hecho puede suponer una ventaja competitiva. Otra investigación reciente (donde también se refleja esta actitud más relajada) sugiere que los tatuajes tampoco suponen una gran diferencia en las relaciones, en un sentido u otro, con los clientes en las empresas tradicionales de cuello blanco.

En el comercio minorista, los clientes no compran menos cuando los empleados tienen tatuajes, según el artículo publicado en el Journal of Organizational Behavior (Revista de Comportamiento Organizacional). Todo esto significa que los directivos que tienen reservas podrían reconsiderar su decisión.

“Investigaciones anteriores han demostrado que los directivos dudan en contratar a trabajadores con tatuajes porque creen que los clientes se desanimarían y que sería malo para la marca”, dijo Enrica Ruggs, una de las autoras del informe y profesora de negocios de la Universidad de Houston. “En realidad, no hemos visto eso”.

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Elli Blonde, de 27 años, comenzó su carrera en finanzas en 2014 en una cooperativa de crédito con una política de apariencia muy estricta. “Pedían que los tatuajes estuvieran cubiertos, incluso si eso significaba ponerse una curita encima”, dijo.

Ahora Blonde trabaja con agencias del gobierno federal como consultora de gestión y se siente mucho más cómoda mostrando sus tatuajes en las reuniones con clientes. “Han visto la calidad del trabajo que aporto, y los tatuajes no les han nublado el juicio”, dice de uno de sus clientes actuales.

“No me han descartado, eso es muy importante”, afirma.

Sin embargo, los tatuajes visibles siguen estando prohibidos en algunas industrias. Eso afirma Jessica Cadmus, estilista personal de ejecutivos financieros de Wall Street, un grupo históricamente conocido por sus trajes a medida y su aspecto abotonado.

“He trabajado con un gran número de altos cargos de Morgan Stanley (MS) y Goldman Sachs (GS), tanto hombres como mujeres, y ninguno de ellos tiene un tatuaje”, dice Cadmus, que lleva 15 años en el negocio de la moda en el ambiente financiero. “Incluso se podría pensar que algunos tienen algo escondido, tal vez algo pequeño en la pierna o en la espalda: ni uno solo”, dijo. “Y te lo puedo decir con certeza porque a la mayoría de estas personas las veo en ropa interior”.

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