EE.UU. busca reforzar las economías latinoamericanas para frenar la migración

La propuesta, aún en etapas iniciales, abordará cuestiones como la deslocalización y las vulnerabilidades de las cadenas de suministro reveladas por la pandemia

La silueta de la gente se ve viendo la salida del sol sobre el río Tapajos en Santarem, Estado de Pará, Brasil.
Por Eric Martin y Jenny Leonard
10 de mayo, 2022 | 06:12 AM

Bloomberg — El gobierno de Biden está trabajando en una propuesta para reforzar las economías de América Latina y fortalecer los lazos con Estados Unidos de cara a una cumbre regional clave que Estados Unidos organizará el próximo mes y con la que busca enfrentar el desafío de la creciente migración hacia el país.

El marco económico propuesto, que aún está en sus primeras etapas, abordará cuestiones como la llamada deslocalización y las vulnerabilidades de las cadenas de suministro reveladas por la pandemia, según personas familiarizadas con el proceso, que pidieron no ser identificadas porque los planes no son públicos. Estados Unidos ha comenzado a discutir la iniciativa con los países de la región, y la Casa Blanca está trabajando en ideas con la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR por sus siglas en inglés) y el Departamento de Comercio, dijeron las personas.

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El marco trataría de establecer un nuevo rumbo para la integración económica con la región y crear un entorno de estabilidad para ayudar a atraer la inversión privada en países donde la falta de desarrollo y oportunidades ha impulsado a millones de personas a emigrar a Estados Unidos.

El rol de China

La propuesta también buscaría contrarrestar el creciente papel de China en la región, donde el principal rival geopolítico de Estados Unidos ha incrementado los lazos económicos a través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta, según las personas.

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El marco impulsaría el enfoque en el comercio y la cooperación económica en la Cumbre de las Américas que Estados Unidos está organizando por primera vez en casi tres décadas y que tendrá lugar en Los Ángeles del 6 al 10 de junio. Aunque los temas de debate de la cumbre incluyen la respuesta a la pandemia y la promoción de una recuperación ecológica y equitativa, se espera que la reunión se centre en la migración.

La cumbre se produce en un momento en el que el número de migrantes indocumentados que se encuentran en la frontera de Estados Unidos aumentó a más de 220.000 en marzo, el mayor número en más de dos décadas, ya que la gente sale de situaciones desesperadas en países desde Venezuela, Nicaragua y Cuba hasta las naciones del Triángulo Norte: Honduras, El Salvador y Guatemala, así como el vecino de EE.UU., México.

La administración de Biden se está preparando para un nuevo aumento en esa cifra a medida que se dispone a poner fin a una política de salud pública basada en la preocupación por el Covid-19 y que ha permitido la rápida expulsión de los migrantes que cruzan la frontera desde marzo de 2020. La administración tiene previsto poner fin a esa política, conocida como Título 42, el 23 de mayo, pocos días antes de la cumbre.

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La iniciativa económica encajaría en un impulso de la administración Biden a nivel mundial para ir más allá de los tradicionales acuerdos de libre comercio negociados por sus predecesores.

En septiembre, la administración puso en marcha el Consejo de Comercio y Tecnología EE.UU.-UE con la Unión Europea, con otra reunión prevista para este mes. También se está preparando para negociar el Marco Económico Indo-Pacífico, o IPEF, con países como Japón, Singapur y Nueva Zelanda.

El marco para América Latina probablemente se diferenciará de las otras iniciativas en función de los diferentes desafíos de la región, dijeron las personas.

La Casa Blanca, el Departamento de Comercio y el USTR declinaron hacer comentarios.

El marco supondría un retorno parcial al enfoque comercial de la Cumbre de las Américas, que fue organizada por primera vez por el presidente Bill Clinton en Miami en 1994 y que normalmente se celebra cada tres o cuatro años.

La primera reunión tuvo lugar un año después de que Estados Unidos, México y Canadá acabaran de firmar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, o NAFTA). Desde entonces, Estados Unidos ha firmado acuerdos de libre comercio con Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Perú.

Pactos envejecidos

Estados Unidos acordó un acuerdo de sustitución del NAFTA con México y Canadá bajo las exigencias del presidente Donald Trump, que entró en vigor en 2020. Pero sus pactos con otros países de América Latina tienen casi todos más de una década, y el marco se basaría en esos acuerdos.

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La oportunidad de que Estados Unidos actualice sus reglas comerciales con Chile y Perú se perdió cuando Trump en 2017 retiró a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico, o TPP por sus siglas en inglés, que también incluía a varias naciones de Asia.

En ese sentido, un marco latinoamericano tendría un impulso similar al acuerdo en el Indo-Pacífico, que el gobierno de Biden está utilizando para involucrarse más y establecer normas en áreas que incluyen la descarbonización y las tecnologías digitales después de decidir no unirse al acuerdo sucesor del TPP alcanzado por las 11 naciones restantes.

Pero los países de las Américas han tenido a veces dificultades para ponerse de acuerdo en cuestiones comerciales. La primera Cumbre de las Américas, celebrada en 1994, sirvió para lanzar la idea de ampliar el libre comercio del TLCAN para incluir a América Central y del Sur. Esa iniciativa fracasó en 2005 por diferencias, entre ellas las exigencias de los gobiernos de izquierda de Argentina y Brasil de que Estados Unidos eliminara las subvenciones agrícolas.

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Este artículo fue traducido por Andrea González