Bloomberg Línea — La ola de violencia que sufren países como Ecuador, sumado a la incertidumbre política que aún reina en Bolivia y Perú, afectan el verdadero potencial de crecimiento de estas economías andinas, dijo en entrevista con Bloomberg Línea el director del Banco Mundial para estos tres mercados y Chile, Issam Abousleiman.
La sombra de la violencia que se vuelve a posar sobre la región puede generar un costo equivalente hasta casi el 8% del PIB en los países golpeados por este flagelo en Latinoamérica.
“Nuestros estudios muestran que casi llega al 8% el costo de esta violencia, el crimen y las actividades ilegales para los países. Esto quiere decir que estamos sacando recursos de todas las otras actividades que pueden afectar el capital humano, las inversiones públicas y privadas, al mismo tiempo”, dijo Issam Abousleiman en una entrevista virtual desde su locación en Perú.
Para el directivo del Banco Mundial, la ola de violencia que se desató en países como Ecuador, en donde a comienzos de este año incluso el Gobierno declaró la existencia de un “conflicto armado interno” en medio de la crisis carcelaria, está reduciendo el crecimiento económico y el desarrollo, la creación de empleo y profundizando la pobreza en los mercados andinos.
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“Esto ha deteriorado mucho el sentimiento de inversión en la región y también el turismo. Es muy crítico para toda Latinoamérica. Ecuador es el último (mercado en la región andina) en donde ha habido este cambio muy radical frente a cinco años atrás hasta ahora. Pero del lado económico está afectando mucho a los países”, apuntó.
En visión del director del Banco Mundial para estos países andinos, varias generaciones se van a ver afectadas si no se logra controlar la violencia.
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Las proyecciones del Banco Mundial apuntan a que la economía ecuatoriana crezca apenas un 0,3% este año, después de haber experimentado una expansión del PIB del 2,3% en 2023.
En el caso de Perú, el país pasó de una contracción de 0,6% en 2023 a una proyección de crecimiento del 2,9% en 2024.
Entre tanto, el crecimiento de Bolivia se moderaría del 3,1% en 2023 al 1,4% en 2024. Y Chile, por su parte, avanzaría del 0,2% del 2023 al 2,6% estimado en el 2024.
Según Abousleiman, las proyecciones de crecimiento en Latinoamérica y el Caribe para el 2024, situadas en el 1,8% en la actualidad, también se han visto influenciadas por el encarecimiento del acceso al financiamiento ante las persistentes tasas de interés.
“Los últimos dos años han sido muy fuertes en términos de crecimiento debido a diferentes aspectos, pero uno es el acceso al financiamiento, que fue muy caro. Entonces, las inversiones también han bajado en términos de la tasa de interés mundial, que ha subido para controlar la inflación. Los precios de la minería se han mantenido, lo cual es bueno para esta región”, dijo.
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Abousleiman señaló que, aunque la región tiene un gran potencial de crecimiento, este no se logrará sin esfuerzo y dijo que “hay que trabajarlo”. Subrayó la importancia de garantizar un entorno seguro, desarrollar la minería con vistas a la transición energética y mejorar las condiciones para las actividades económicas, incluyendo la infraestructura.
Mencionó que sin la actual incertidumbre, los países andinos deberían crecer entre un 5% a un 8%, pero dijo que se requieren desarrollar algunas políticas sectoriales, aumentar la productividad, modernizar y agilizar la parte empresarial y generar un buen ecosistema para las APP (Asociaciones Público – Privadas), que “pueden apoyar mucho en todo lo que es brecha en la infraestructura y otras brechas que pueden afectar el crecimiento”.
“Hay inversiones que no se hacen hoy porque hay reformas que hacer, hay mucho que trabajar, pero además de esto hay potenciales en diferentes sectores que pueden ayudar a ser motores de crecimiento, como la agricultura sostenible, la acuicultura (pesca), tenemos el turismo. Tenemos también la economía digital, que no están explotando mucho en esta parte del mundo”, dijo.
A propósito de los asuntos digitales se refirió a su experiencia con en el organismo en Medio Oriente, en donde un estudio del Banco Mundial mostró que en esos países la economía digital puede llegar a representar casi 13% del PIB.
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Para el ejecutivo, es importante trabajar en la juventud, adecuar la educación y desarrollar el capital humano para acelerar el crecimiento de los países andinos, mientras estos avanzan al mismo tiempo en la diversificación de la economía más allá de la minería y los hidrocarburos.
En el caso de las industrias extractivas, dijo que mientras países como Chile y Perú mantienen un trabajo contracíclico bueno, “con una política macroeconómica y también monetaria muy prudente”, del otro lado hay mercados que sufren porque “van en alta y baja” cada vez que hay una bonanza de precios.
En este sentido, instó a los mercados de la región a apelar a la diversificación de sus canastas y desarrollar el potencial de más sectores de la economía para impulsar el crecimiento, la creación de trabajo y la reducción de pobreza, pero también para reducir el riesgo de “la dependencia que tienen en términos de los ingresos”.
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Mientras en el caso de Ecuador la violencia está impactando sus expectativas de crecimiento, en el de Bolivia y Perú los choques vienen más de la incertidumbre política, según Issam Abousleiman.
Bolivia se ha desestabilizado en los últimos tiempos ante la escasez de dólares que afecta al país en medio del déficit hidrocarburífero.
Además, el Gobierno del mandatario boliviano, Luis Arce, sufrió un intento de golpe de Estado el pasado 26 de junio que generó ruido político en medio de la complicada situación financiera.
Sobre Bolivia, Abousleiman expresó que en las conversaciones que han mantenido con el Gobierno se refleja el interés de resolver la situación financiera y la incertidumbre política que “sí está afectando el crecimiento”.
“Están haciendo un esfuerzo para solucionar este tema. Esta turbulencia y la incertidumbre política está afectando a todos los países andinos, no solo a Bolivia”, señaló.
Entre tanto, en el caso de Perú el Gobierno de Dina Boluarte enfrenta bajos niveles de aprobación y la presidenta se ha visto envuelta en varias crisis políticas por escándalos como el caso Rolex.
“Sin esta turbulencia que han vivido en los últimos dos-tres años, Perú debería estar en diferentes lugares o en términos de crecimiento y también de reducción de pobreza y desarrollo”, dijo Abousleiman.
El ejecutivo señaló que a pesar de esto, el país ha mantenido una estabilidad institucional, con una “política monetaria muy adecuada y una política fiscal muy prudente. Estos son, en mi opinión, los dos pilares, con toda esta turbulencia que han vivido acá, que han ayudado a Perú a mantener esta estabilidad del lado económico”.
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“No han llegado a su potencial de crecimiento, pero tampoco hemos visto una crisis fiscal o monetaria que ha tocado el país. Si no tuvieran esos dos pilares bien manejados, yo creería que Perú no podría mantenerse donde está hoy”, añadió.
“También han mantenido un mínimo de estabilidad a nivel institucional que ha llegado a mantener las estrategias sectoriales de una manera u otra, mientras que la ejecución ha bajado. Pero no ha habido mucha divergencia en términos de la política sectorial”, explicó Abousleiman.
En cambio, luego de débil crecimiento en 2023, las expectativas sobre Chile son hoy más positivas y entre los cuatro países que manejan en su departamento, es calificado como “el más estable”
“Eso nos da mucha confianza que Chile puede ir adelantando discusiones y negociaciones para hacer las reformas necesarias para el país. Podemos ver que en Chile puede atraer estas inversiones de largo plazo”, indicó.
En el caso de Chile, se refirió a oportunidades en el hidrógeno verde y a las inversiones en nuevas tecnologías en la transición energética, y dijo que la ventaja es la fortaleza de su capital humano y una “institucionalidad muy fuerte”.